El cenote de Kikil, un verdadero paraíso indígena en Yucatán

Convertido en un importante eslabón de la ruta que recorre el oriente del estado para finalizar en las Coloradas o El Cuyo, el Cenote Kikil, ubicado en la comisaría del mismo nombre, es una fuente de trabajo para 13 familias de esta población que han aprendido gastronomía, idiomas y hasta administración para brindar un mejor servicio a los visitantes que llegan al parador turístico ubicado a 4.5 kilómetros de Tizimín.

Después de dar la bienvenida, el representante de la Sociedad Cooperativa “Servicios Ecoturísticos de Kikil” S. C. de R. L. de C.V., Gueber Perera Ayala, explicó que en torno a este cenote abierto, de aguas color verde esmeralda, en 2015 se constituyó una empresa social que a inicios de este 2019 fue reconocida con la marca “Paraíso Indígena” del Instituto Mexicano de Pueblos Indígenas, de México.

-En todo el país hay 95 sitios que tienen este reconocimiento y solo hay 6 en Yucatán– explicó el entrevistado, quien recordó con orgullo que muchos de los jóvenes que ahora atienden el Parador Turístico, iniciaron desde niños quitando piedras, sembrando césped y limpiando tanto el área del cenote como del ex convento franciscano, que aún en ruinas se ha convertido en otro de los atractivos turísticos de esta comunidad.

-Este reconocimiento nos ha ayudado mucho, estuvimos en La Semana de Yucatán en México, y conocimos a mucha gente que se interesó en incluir en sus rutas a Kikil, y todavía la semana pasada recibimos a Agencias de Viajes mayoristas de Monterrey que vinieron a conocer nuestras instalaciones– indicó Perera Ayala, quien también funge como comisario municipal.

La entrada al parador, que cuenta hasta con dos cabañas para hospedarse, tiene un costo de cien pesos por persona para los extranjeros y cincuenta para los nacionales, de lo que se recauda se paga a las personas que trabajan en el lugar, que por cierto se apretaron el cinturón y no perdieron la fe en el proyecto, que cuando inició hace tres años, les dejaba ingresos de apenas 80 pesos a la semana.

-Ahora tenemos a gente que se lleva a casa mil pesos o mil 200 a la semana, mientras que también tenemos a jóvenes becarios del programa del Gobierno federal que se capacitan para que más adelante se integren– explicó el representante de la cooperativa, quien reveló nuevos planes de infraestructura para el parador, como una concha acústica y más cabañas.

Antes de llegar a un espacio en el que se encuentran colocadas unas escalerillas de madera para descender al ojo de agua, está disponible un mirador de madera, desde el cual el visitante se queda con el ojo cuadrado al apreciar la belleza del lugar.

Para entrar a bañarse, es obligatorio contar con chaleco salvavidas, además de tener muy presente la existencia de las líneas de vida, cuerdas de las que el bañista con poca experiencia se puede sujetar para evitar un desaguisado al atravesar el cenote, al que por supuesto no se permite acceder con bebidas alcohólicas ni comida.

Para disfrutar de la variada gastronomía de la región, que incluye mariscos, la longaniza de Valladolid, carnes asadas, escabeche oriental y demás especialidades culinarias, se encuentra el Restaurante Kiik-Ché, que ofrece una experiencia inolvidable al paladar.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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