El Edadismo

Salvador Castell-González

La visibilización, el empoderamiento y el positivismo de las juventudes reluce por las redes sociales y medios de comunicación. Eventos, premios, mesas de trabajo, pasarelas; un sinfín de actividades, algunas perfectas simulaciones y otras reales con personas de gran trabajo que lo respaldan.

Este mes otro de los grandes problemas generacionales se hace evidente: se observa cada vez con mayor frecuencia la fractura social y las brechas de acción entre las juventudes y las no juventudes.

Un ejemplo es el “edadismo” que es el prejuicio, la discriminación, la segregación o cualquier otro tipo de violencia ejercida por razón de la edad. Cuando hablamos por ejemplo de la “generación de cristal”, o dictaminar que las personas adultas mayores son incapaces de trabajar, que ya no son útiles, estamos ejerciendo violencia por edad, o edadismo.

La fractura entre las juventudes y las generaciones que les antecedieron es una realidad, consecuencia de otro fenómeno toxico más específico, el adultocentrismo.

El adultocentrismo es en concepto una hegemonía “no oficial” donde existe una supremacía social de las personas adultas hacia las infancias, adolescencias, juventudes o personas mayores. Los adultos en la plenitud de sus profesiones, ocupando los puestos de poder y tomando decisiones sesgadas de la realidad. Estas decisiones tomadas por las generaciones adultas son consideradas decisiones no sensibles ni sensibilizadas hacia las diversidades que son la manifestación social de lo heterogéneas que son nuestras culturas.

El enfado y distanciamiento de muchas juventudes hacia las personas adultas es comprensible. Sólo por poner un ejemplo, cuantas veces hemos leído o escuchado la frase: “le estamos dejando un gran problema a las futuras generaciones”. No sé, ustedes que leen esta columna, pero se me hace demasiado cínico renunciar a nuestra responsabilidad. Hay luchas que requieren una acción sinérgica entre grupos económicos, sociales y culturales. La crisis climática es la gran causa que nos afecta a todos. La crisis climática es la gran lucha universal, inclusiva, atiende y afecta a las diversidades y nos va a afectar absolutamente a todos; en esta lucha no caben las divisiones ni las brechas de acción.

Ahora me permito hacer una referencia de mi amigo Irving Mena, gran activista por las juventudes, pero también gran promotor del concepto adultos aliados. Aunque creo que no debería existir la necesidad de recalcarlo si es importante visibilizar lo que se transmite con este término. Las juventudes y las no juventudes pueden y deben accionar juntas, también es cierto que no todos son adultos aliados, incluso es triste decir que somos pocos los que trabajamos por la sinergia social entre generaciones y acciones.

Algo que este mes también hace evidente y del cual hablaré la próxima semana es el empoderamiento tóxico y la necesidad de mantener el positivismo, pero también debemos aterrizarnos en la realidad y no hacer más grandes las brechas que ya existen.