Salvador Castell-González
El tema del reciclaje y otras acciones para mitigar el grave problema mundial de la basura saturaron los medios de comunicación y redes sociales.
Muchas propuestas de cómo invitarnos a reciclar y reducir nuestra huella, aunque algunas de ellas caen en una postura positiva toxica y otras incluso son delitos ambientales bajo la legislación actual, porque la algunos de los reciclables son residuos de manejo especial o peligrosos y los ciudadanos deben pedir un permiso para acopio temporal, no es sólo pedir que les lleven los residuos.
Y sí, está claro que hay que optimizar las leyes, pero sobre todo crear capacitación para las personas que tienen interés en incursionar a estos artes del manejo de residuos.
Pero hoy quiero hablar otro grave problema, se habló mucho de los bioplásticos, que son plásticos pero que su materia prima son principalmente plantas y hemos escuchado mucha oferta de popotes, bolsas y otros artículos de hueso de aguacate, de maíz, trigo, y algunos otros agro residuos en el mejor de los casos.
Estos productos están siendo ofertados como la gran solución al problema de los plásticos e incluso al preguntar al público general manifiestan que es algo sencillo incluso “bueno” tirar los bioplásticos en la calle, porque cuando se degradan nutren el suelo. Esto no sólo es incorrecto, es un engaño villano terrible.
En primer lugar, no existe una norma nacional de lo que es o no es biodegradable, por lo que la obligatoriedad de migrar a bioplásticos está en un gris legislativo del cual se han aprovechado las empresas.
Por otro lado, tenemos que muchos de estos productos son “composteables”, lo que no nos dicen es que es en composta industrial y difícil de alcanzar en condiciones normales en este planeta en la naturaleza, lo que significa que no se “biodegradan”, se mantienen contaminando nuestros ecosistemas.
Yo celebro el interés creciente por migrar a un consumo más responsable, pero no debemos permitir que se nos engañe con supuestas buenas prácticas que son igual de perjudiciales, incluso más, ya que al generar una sensación de victoria, una sensación de estoy haciendo un bien al planeta se pueda causar una conducta masiva de tirar estos plásticos que “nutren al planeta”. Para dejarlo claro, los bioplásticos contaminan igual o casi igual, pero los ofertan como “la alternativa”.
Existe una norma europea, algunas leyes internacionales e incluso normas ISO que regulan el tema, pero estas no son una obligación para las empresas, ya que no existe regulación a nivel nacional. Es importante crear esta norma de biodegradabilidad y actualizar entre otras las leyes de residuos, de cambio climático, de aguas y la tan prometida ley de económica circular.
Este día del reciclaje nos recuerda que en medio de estas crisis ambientales es necesario accionar de manera sustantiva, hoy que se han prohibido los popotes tenemos muchas nuevas ofertas “sustentables” y “ecológicas”, la realidad es que el popote más sustentable es el que no se produce.