En Valladolid surgió toda una dinastía de los antiguamente conocidos como “peluqueros”, pero desatacó una familia muy trabajadora, la de los “Sanchitos”, de apellido Llanes, que inició su negocio hace más de 60 años en la calle 44 por 39 y 41, donde aún sigue funcionando.
Hoy, uno de sus máximos exponentes es Florencio Llanes y Loría, “El Fígaro Estilista”, quien desde los 12 años aprendió el oficio y desarrolló la actividad y años más adelante, junto con sus hijos y esposa Tere Gómez, emprendió toda una gama de atención especializada en ese ramo para niños, damas y caballeros.
Don Florencio relató que su padre Florencio Llanes Arjona además de “peluquero” se desempeñó como músico de las bandas de la época al tocar el violín y el flautín.
–Mi padre nos enseñó a mí y a tres hermanos más, Reyes, Rafael y Miguel Ángel, a ganarnos la vida en el manejo de las tijeras y las navajas de afeitar, y empezó rentando a la familia de Don Otilio Guillermo el mismo local donde hoy funciona la antigua peluquería en la calle 44 –contó el popular barbero.
Hoy el local “Don Sanchito” funciona desde hace 18 años en la misma calle, en confluencia con la 41, rentando el establecimiento a la familia de “Apuyo” Rivero.
Cabe mencionar que el grupo musical “Los Tachos” realizó hace muchos años una composición musical con la tonada de “La Boa” que se popularizó por la radio y que decía así:
“En valladolid quien no conoce?
A un barbero de calidad
Anda siempre muy bien vestidito,
El mejor de la ciudad.
Todos los conocen por Sanchito,
les espera para servir.
Figaro estilista, Sanchito, Sanchito,
Cortes a la moda, Sanchito, Sanchito,
Y bien modernista Sanchito, Sanchito.
La dinastía familiar ya se multiplicó y parte de ella está trabajando en Cancún, Playa del Carmen y Tulum, además hay un fuerte grupo que labora en Mérida. En Valladolid también ha crecido el negocio, pues su hija Diadira Llanes Gómez –con el apoyo de su madre Tere Gómez- creó la “Escuela de Belleza Diady”, la cual ofrece capacitación a jóvenes mujeres para tener una actividad como estilistas.
Texto y foto: Edmundo Hernández