Los Barbachano son quizá uno de los apellidos más sonados del ámbito político durante el siglo XIX. Tan es así, que uno de sus representantes, don Miguel Barbachano fue gobernador cinco veces, de 1841 a 1853. De ahí su importancia como una de las familias más destacadas de la entidad.
La historia de esta familia empezó en Campeche. Don Miguel Barbachano y Tarrazo nació en 1806, cuando la entidad formaba parte de la Capitanía General de Yucatán. El 11 de junio de 1841 asumió el mando como vicegobernador, alternándose el poder con Santiago Méndez Ibarra.
La historia nos cuenta que fue partidario de la separación de Yucatán de la República Mexicana en el momento de la declaratoria independentista en México, pero también reunificó a México durante su gobierno.
Se alternó el mando hasta 1848 con Méndez Ibarra, siendo la última vez cuando lo dejó durante la crisis producida por la llamada “Guerra de Castas”.
Un siglo después, otra figura salió, pero en el ámbito turístico. Fernando Barbachano Peón era considerado un joven entusiasta pionero de esta industria en la entidad, incluso se le llegó a llamar “El Rey de Yucatán”.
Fue en 1917 cuando adquirió los terrenos de la hoy denominada Maravilla del Mundo Moderno, Chichén Itzá, en asociación con su suegro Francisco Gómez Rul. Y por muchas décadas fueron los propietarios de tan importante tesoro. Fue en 2010, cuando Fernando Barbachano Herrero, su hijo, hizo efectiva la venta. No así con Uxmal.
En su carrera, impulsó la construcción de varios hoteles, como: Hacienda Chichén, Mayaland, Hotel Mérida, Hotel Posada Uxmal y Cozumel Caribe.
En su quehacer fue el promotor del turismo arqueológico y cultural de Yucatán, proyectando su imagen a través del mundo. Más tarde, entregó la dirección de sus negocios a su hijo, Fernando Barbachano Gómez Rul.
Se cuenta que los Barbachano enaltecieron la historia yucateca, y las visitas reales fueron infinitas, entre ellas la de la Reina de Inglaterra.
Texto: Jesús Gómez
Fotos: Cortesía