El internet que viene

Carlos Hornelas
carlos.hornelas@gmail.com

El 17 de mayo se conoce como el Día Mundial del Internet. Aunque lo cierto es que se trata del Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, instaurado por la Asamblea General de la ONU desde 2006. Este año la efeméride nos sorprende con el inicio de la normalización del uso de los llamados chatbots de Inteligencia Artificial (IA), particularmente el ya súper célebre ChatGPT.

Hay una serie de tendencias que están presentando grandes avances a la par que las IA y que no son tan populares, pero que tendrán una gran repercusión en el mediano plazo. Por citar algunas tenemos el internet de las cosas, la domótica, el teletrabajo, la automatización y la robótica.

Si antes los humanos alimentábamos con datos todo aquello que se publicaba en internet, ahora tenemos el Internet de las cosas (IOT), el cual opera sin la intervención humana. Algunos dispositivos, tomemos por ejemplo un termómetro en la intemperie, se conectan directamente a internet y publican de manera automática y simultánea la información que recopilan y la actualizan cada vez que hay una modificación.

La domótica permite la articulación de diversos instrumentos automatizados que se interconectan para funcionar a través del internet de las cosas, al interior de un hogar, fábrica, taller, etc. Por ejemplo, sensores de movimiento conectados a través del wifi que nos alertan al celular si se detecta algo fuera de lo normal en el momento mismo que está ocurriendo y que nos permiten tomar decisiones al instante: avisar sobre la intromisión a la policía local, por ejemplo.

La integración de lo anterior permitiría, por ejemplo, el reconocimiento facial de personas en el umbral de la puerta para poder dar acceso al interior de la vivienda, mientras emite un aviso a otra persona en otro lugar, abrir las persianas a determinada hora, encender las luces exteriores cuando uno está de viaje, seleccionar la temperatura del agua antes del baño desde el celular o abrir la puerta del garage en cuanto se acerque un vehículo.

Es decir, el llamado ciberespacio inicia la colonización del mundo físico “real”, porque lo que sucede en internet ya no queda exclusivamente en ese espacio, sino tiene repercusiones en el mundo físico: mientras los dispositivos se interconecten a través de esta red, el internet será el medio por el cual se controlen estos aparatos de manera remota. El internet será el nuevo portador no solo de los datos de los hombres sino de las máquinas, cumpliendo así la profecía de Marshall McLuhan que decía que la electricidad sería en un futuro “la piel de la cultura”.

Esto plantea, por supuesto una serie de preocupaciones éticas y de seguridad. Los ladrones del futuro ya no forzarán las cerraduras, las hackearán a través de la red. Los asesinos del futuro no tendrán necesidad de envenenar o usar la violencia para su próxima víctima: si tiene un marcapasos lo podrán re-programar remotamente para que deje de funcionar. Los que despojen a otros de sus casas evitarán que el reconocimiento facial les de acceso a su propiedad y lo harán desde su teléfono celular en otra parte del mundo.

Mientras pensamos que a través de la tecnología resolvemos problemas, surgen nuevos, mientras pensamos que a través de la tecnología nos hacemos más fuertes, surgen nuevas vulnerabilidades, mientras algunos tienen acceso a todas estas tecnologías, los sectores más desfavorecidos están fuera de línea, fuera de onda y más desiguales.

Tenemos ante nosotros el reto de toda la vida, compaginar los avances tecnológicos y el saber con nuestras demandas éticas. Después de todo la sociedad de la información y las IA ahora producen más fake news que nunca, más desinformación, son más intrusivas en nuestra vida y promueven el pensamiento mágico anticientífico, la sublimación de lo emocional y la pérdida del auténtico interés por saber, actuar e interrelacionarse con otros.