Luego de tres años alejado de la venta de kibis, por los efectos de la pandemia, Raymundo González retoma la herencia que le dejó su padre, y que hoy los estudiantes del Tec pueden saborear
Desde hace casi medio siglo es toda una tradición para los estudiantes del Tecnológico de Mérida saborear los kibis que se expenden en el camellón central de la avenida 60 Norte, frente al acceso principal de este plantel.
Pocos se acuerdan del nombre del vendedor original, pues a Baltazar González, todos lo conocían como “el Kibero”. Lamentablemente, este personaje, que jugaba a los volados con su venta, con los estudiantes, falleció hace 13 años y desde entonces su hijo mayor, Raymundo, ocupa su lugar, gozando de la estima de muchos maestros, que conocieron a su padre en sus tiempos de estudiantes.
Ya casi a punto de acabar con su mercancía, Raymundo comentó que antes atendían el puesto sus hermanos gemelos, William y Luis, quienes a la fecha se desligaron de esta actividad, que de cierto modo es demandante, ya que implica levantarse todos los días a las cuatro y media de la mañana, para freír los kibis, labor que a la fecha sigue realizando María Ramos Escalante, madre de Raymundo, y que cuenta con 82 años de edad.
“Fue un cuñado de mi papá, mi tío Juan Coronado, quien le aconsejó dejar su trabajo en la Hidrogenadora, y le enseñó a él y a mi mamá a preparar los kibis, a ella solo le bastó ver una vez el proceso para darles forma”, explicó Raymundo, quien recalca que a la fecha, pese al aumento de precios de los insumos, por consideración a los alumnos, sus kibis se mantienen a 10 pesos.
“Se preparan con trigo al cien por ciento, a diferencia de otros que le meten harina, todo lo que traigo es fresco, la cebolla y el repollo se pica tempranito, y al kibi no puede faltarle su pimienta y hierbabuena”, explicó Raymundo, quién comentó que un hermano menor también vende el producto a las puertas del Cbtis 120.
Pero no todo ha sido fácil, pues la pandemia ocasionó que durante más de tres años la escuela cerrará sus puertas y entonces tuvo que buscar otra fuente de ingreso, que en este caso fue conducir un auto de plataforma tecnológica.
“Regrese a vender apenas hace dos semanas y media, y me encontré con que muchos de mis clientes asiduos ya se recibieron y se fueron, los nuevos comienzan a probar y ya les gusta, así es que pronto espero vender lo que antes de la pandemia”, subrayó Raymundo, quien recordó que su padre vendía diario 500 piezas.
“Mi papá comenzó a vender aquí a los pocos años que se inauguró el Tec, entonces no había competencia, actualmente hay tortas y comida a 20 metros, dice el entrevistado, mientras que el maestro Fernando Frias se acerca a comentar que cuando llegó a estudiar su secundaria al plantel, en 1973, ya estaba el Kibero.
“Tenía 14 años y recuerdo que el pasaje de tren a Progreso costaba 75 centavos, pero no recuerdo cuanto costaba un kibi”, dijo el maestro, quien también nos compartió que en su momento, del actual Tecnológico, que se fundó en 1962, salieron la ETI 105, actual Escuela Secundaria Técnica número 1, que se ubica frente a la T1 y el Cbtis 120.
A la plática también se unió el maestro Armando Valladares González, actual delegado del Snte, quien recordó cómo eran aquellos momentos en los que Baltazar, reunía a cinco o más alumnos para jugar a los volados, “si ganabas comias kibi doble, pero si perdías te quedabas sin comer, y el Kibero casi nunca perdía”, apuntó.
Texto y fotos: Manuel Pool