El sábado 1 de febrero se cumplieron 98 años de que Felipe Carrillo Puerto tomó posesión como gobernador del estado de Yucatán, y en este marco, a través de las páginas de Peninsular Punto Medio, le invitamos a conocer un poco más de la familia del llamado Apóstol Rojo, quien, a casi un centenario de su muerte, es recordado por las obras de tipo social y educativas que llevó a cabo durante su gobierno revolucionario, además del compromiso que sostuvo con el bienestar de los mayas.
Fue el segundo de 14 hijos del matrimonio formado por el comerciante Justiniano Carrillo Pasos y su esposa Adela Puerto Palma. Natural de Sotuta; don Justiniano procedía de una de las familias que emigraron al norte de la península con motivo de la “guerra de castas”, trasladándose inicialmente a Baca y posteriormente a Motul, donde administró una tienda de abarrotes.
De los hijos de este matrimonio, Enriqueta, nacida en 1973, fue la mayor, al año siguiente nació Felipe Santiago, y le siguieron Ernilda, Josefa, Gualberto, Elvia, Eraclio, Heliodoro, Audomaro, Acrelio, Wilfrido, Edesio, Angelina y Benjamín.
“Los Carrillo Puerto llegaron a ser una de las familias más destacadas y prominentes, tanto en lo político como en lo económico y social de la región y su contribución al desarrollo de la ciudad de Motul, es innegable”, citó el periodista y cronista de dicha ciudad, Valerio Buenfil.
Los tres últimos varones de la familia pasaron a la historia al también ser fusilados, junto con su hermano Felipe en el Cementerio General de la capital yucateca el 3 de enero de 1924, mientras que Acrelio, dedicó su actividad profesional al periodismo siendo director de El Socialista periódico de filiación revolucionaria en el Yucatán de principios del siglo XX, que apoyó la causa del Partido Socialista del Sureste entre 1915 y 1925.
Mención especial requiere Elvia Carrillo Puerto, líder feminista, cuya lucha y activismo social le valieron el mote de “La monja roja del Mayab”. Fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, que había fundado la primera escuela secundaria para mujeres del estado de Yucatán y, posteriormente, la primera organización feminista: la Siempreviva. En ella aprendió nociones de igualdad de género.
Consiguió ser la primera diputada electa en el Congreso de Yucatán y consagró su vida a lograr el sufragio femenino, la emancipación de la mujer y sus derechos en México
Tras el asesinato de su hermano por los militares, en enero de 1924, Elvia continuó siendo diputada durante un tiempo, hasta que las amenazas de muerte de sus adversarios en Yucatán la hicieron dejar el cargo y marcharse a la Ciudad de México, en donde fue protegida por el presidente Álvaro Obregón, primero, y después por su sucesor, Plutarco Elías Calles, y donde continuó con su particular lucha en favor de las mujeres.
Texto: Manuel Pool
Fotos: Cortesía