El manejo de residuos en la actividad porcícola

La empresa presume tener un sistema cíclico que permite tener un impacto ambiental prácticamente nulo

El mal manejo de las aguas residuales es la principal causa de contaminación que acusan los grupos ambientalistas contra las granjas porcícolas en Yucatán. Por eso, el equipo de Peninsular Punto Medio se dio a la tarea de visitar uno de estos sitios para observar cómo es que los porcicultores manejan sus aguas residuales y así conocer el otro lado de la moneda.

Grupo Porcícola Chapab se encuentra ubicado en la carretera entre los municipios de Mama y Chapab, aproximadamente a 80 kilómetros de la capital, y presume de tener un sistema cíclico que les permite tener un impacto ambiental prácticamente nulo y que tiende a la sustentabilidad en la industria porcícola, pero ¿cómo podemos corroborarlo?

Primero debemos acudir a los expertos. En este sentido, el ingeniero químico industrial, Josué Flores, especialista en tratamiento de aguas residuales y potable en la industria alimentaria, declaró que precisamente la “Granja Chapab” es una de las que cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales por completo, lo que les permite cumplir con al normativas ambiental vigente, ya que tienen el proceso de tratamiento de las aguas, también cuentan con un sistema de separación de dióxido de carbono y purificación de metano, así como un generador de energía por biogas.

Zumárraga Novelo explicó que los desechos que se generan durante la crianza de los cerdos son tratados a través de distintos procesos para generar nuevos recursos.

Ya habiendo mencionado la opinión de un experto, no queda más que explicar el proceso por el cual los desechos de los cerdos son tratados para minimizar el impacto ambiental negativo de la granja porcícola, procedimiento que le fue explicado al equipo de Peninsular Punto Medio por el mismo propietario de la empresa, Jorge Antonio Zumárraga Novelo.

Él nos explicó que los desechos que se generan durante la crianza de los cerdos son tratados a través de distintos procesos para generar nuevos recursos que se integran al sistema circular y sustentable de la granja. Todo inicia con la recolección de la excremento que están en las aguas residuales de los cerdos, los cuales son filtrados para separar los sólidos y los líquidos del desecho.

Estos últimos son enviados a un biodigestor anaerobio, el cual no tiene oxígeno, y que gracias a las bacterias que contiene, produce el mencionado biogas y dióxido de carbono, que también serán separados, uno para generar la energía eléctrica con el que funciona la granja y el otro para utilizar en otras parte de la industria porcícola, como el aturdimiento de los cerdos en el rastro para su sacrificio, lo cual evita que el dióxido de carbono sea liberado a la atmósfera directamente o sea extraído del sueldo para el mismo fin, lo que provocaría otro impacto en el ambiente.

A pesar de lo anterior, en los biodigestores aún quedan desechos líquidos que podrían contaminar, por lo cual, luego de la separación de gases, las aguas residuales son enviadas a las lagunas de oxidación, donde reciben un pre-tratamiento que elimine el resto de los poliformes contaminantes o restos de excremento que está en dichas aguas, para luego ser analizadas buscando que cumplan las condiciones necesarias a fin de ser utilizadas como agua de riego para más de 10 mil 600 plantas de limones.

Ya una vez explicado el destino final de las aguas residuales, sólo queda mencionar que los contaminantes sólidos separados al principio también son tratados para productos composta orgánica, que también será de utilidad para la cantidad de plantas ya mencionado, además de un huerto con plantas más pequeñas como calabazas, chiles, lechugas, remolachas, entre otros.

Texto y foto: Diego Cervantes

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