Por Carol Santana
Hace un año, a través de Netflix, se estrenaban “Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina”, un remake que buscaba ser más apegado al cómic de horror homónimo que a la versión televisiva protagonizada en los noventas por Melissa Joan Hart.
El resultado fue una serie llena de criaturas paranormales y una fuerte presencia de lo que conocemos como el diablo, y de alguna manera, una ejemplificación de lo que en un principio se creía que eran las brujas.
Esta nueva ola por explorar la figura de las brujas no es ninguna sorpresa: American Horror Story, The Craft, Charmed, e incluso Harry Potter, las brujas nos han rodeado a través de películas e historias en nuestro día a día.
La fascinación que las brujas generan no sólo las han convertido en protagonistas de productos mediáticos, sino también de investigaciones académicas que poco a poco han logrado enseñarnos que lo que hoy conocemos como una bruja es en realidad el producto del miedo a lo desconocido y la misoginia de algunas instituciones como la iglesia.
Como lo mencionamos la semana pasada, la caza de brujas —witch hunt— acabó con la vida de mujeres por razones injustificadas, basadas en razones tan sexistas como que las mujeres eran más propensas a ser tentadas por el diablo ya que eran el sexo débil.
El Malleus Maleficarum —o el Martillo de las Brujas —, se convirtió en la guía por excelencia para criminalizar a mujeres e identificarlas como brujas, teniendo ideas tan poco fundadas como que la palabra femenina significaba menos fe o que las mujeres poseían un apetito carnal insaciable que detonaba en brujería y adoraciones al diablo.
Este libro fue utilizado como arma para condenar, ejecutar y oprimir aún más a las mujeres que se atrevían a ir en contra del orden social, y aunque fue condenado por su falta de ética y por la paranoia colectiva que creaba, la realidad es que se convirtió en uno de los libros más vendidos por toda Europa y cuyos alcances llegaron hasta países como Inglaterra y lo que hoy conocemos como Estados Unidos.
Y aunque en nuestro imaginario colectivo existen las 3 brujas de Salem, se cree que la caza de brujas asesinó entre 60 mil hasta 2 —algunos consideran que hasta 5— millones de mujeres.
Es por eso que la figura de la bruja se ha convertido en un símbolo del empoderamiento, de la libertad y de la lucha por sobrevivir a un sistema que constantemente está conspirando contra las mujeres para callarlas, dominarlas e incluso matarlas. Hoy las brujas se adoran a sí mismas.