Edgar Manuel Miranda Morales es el nombre de un joven empresario que ha tenido muchas experiencias de vida en torno a la industria restaurantera, ramo del que se enamoró desde que era un niño.
—Mi papá tenía una coctelería ubicada en el sur de la ciudad, y yo le ayudaba, allí mi familia me inculcó el servicio a los clientes, la buena atención, y hoy en día, es mi vivir servirle a la gente, a las familias, a mi me llena de orgullo y satisfacción que un cliente se vaya muy contento —indicó el propietario de El Mesón Yucateco.
Son ya cuatro años desde que Edgar, rentó este local ubicado sobre Periférico Oriente, justo en la glorieta de la calle 59, donde se ha hecho de una clientela fiel que a su paso para ir al centro de la ciudad, o antes de retornar a sus municipios, pasa a disfrutar de su bebida favorita acompañado de una buena botana.
Hoy por la cuarentena que se tiene que guardar para evitar contagios de coronavirus, el local luce muy diferente a la manera en la que se ve de manera habitual, con música viva y con niños riendo y divirtiéndose en el chapoteadero mientras sus papás comen.
—Estamos viviendo una situación complicada pero esperamos salir adelante, mientras tanto, para sacar los sueldos de los trabajadores de la cocina y los meseros, ofrecemos a domicilio charolas con poc chuc, longaniza de Valladolid, pezuñas rebozadas, panuchos, salbutes, papadzules, chayitas y hasta kibis, que ofrecemos a 200 pesos, además de que tenemos en la carta, el relleno negro y el escabeche oriental”, explicó Edgar, quien platicó de algunos otros momentos en los que ha tenido que luchar contra corriente para superar situaciones difíciles como la generada por la pandemia.
Y mientras disfrutamos de la comida, escuchamos con atención a Edgar, quien recordó que después de varios intentos de alcanzar el éxito con anteriores restaurantes por alguna u otra razón, no lograron consolidarse, por la que tuvo que hacerse a la mar y laborar como cocinero en embarcaciones que daban servicio a las plataformas en Ciudad del Carmen y en otros lugares del mundo.
Después de 8 años de llevar una vida errante en la que pasaba 3, 4 y hasta 6 meses en alta mar, y de tratar con tripulaciones de diversas nacionalidades soñaba con regresar a su tierra y con sus ahorros abrir de nueva cuenta un restaurante.
—Cuando me iba a acostar, solo pensaba en alcanzar ese objetivo, y en mi mente ya tenía hasta el nombre que le pondría: El Mesón Yucateco —recordó. Ahora, que este sueño se convirtió en realidad, Edgar lucha todos los días para que su establecimiento sea reconocido como uno de los mejores del ramo botanero.
En medio de la cuarentena, hay que aprovechar para disfrutar este fin de semana de una de estas charolas cuyo precio va desde los 200 pesos en el caso de las chicas, que son para 4 ó 5 personas, hasta las grandes para 9 ó 10 comensales por 400 pesos. Las medianas cuestan 300 pesos.
—Los pedidos los recibimos toda la semana desde las 10 de la mañana al teléfono 1 66-56-18 y los entregamos a partir de las doce y media a una de la tarde —concluyó el entrevistado, quien nos hace una invitación para regresar cuando pase la contingencia y nos pueda recibir como es debido: con música viva y variada comida para toda la familia.
Texto y foto: Manuel Pool
