El papa Francisco reclamó ayer con ímpetu una educación “libre y gratuita” y pidió a los políticos que la incluyan en sus propuestas electorales para evitar que se perpetúe una “casta intelectual” entre los grupos más pudientes.
“La educación ha de ser libre y gratuita. Los políticos deben lograr incluir esto en sus propuestas electorales porque todo hombre y toda mujer debe tener derecho a educarse”, indicó el pontífice antes de afirmar que esa educación universal revertirá “en el bien y en la riqueza del país”.
El papa hizo estas declaraciones tras escuchar a estudiantes de diferentes zonas de Asia meridional en un encuentro virtual organizado por la Pontificia Comisión para América Latina y la Universidad Loyola de Chicago. Tras conocer los testimonios de algunos jóvenes que encontraron obstáculos para estudiar por falta de recursos económicos y por pertenecer a una determinada clase social, Francisco denunció la “mercantilización de la educación”. “Cuanto más gratuita sea una universidad o una escuela, más convocatoria va a tener y a la hora de aceptar alumnos por concurso y en concurso entrarán los mejores”, señaló.
De lo contrario, criticó, “van a entrar los que tienen más dinero y con esto se creará una casta intelectual de la fase dominante del dinero que no siempre va a ser capaz de traer propuestas políticas de desarrollo”.
Francisco puso como ejemplo las “reformas constitucionales” de varios países latinoamericanos que han acercado ese objetivo de una educación “libre y gratuita”.
Asimismo, señaló que el sistema de becas debe ser “revisado” por todos los Estados para que accedan a la universidad “los más capaces aunque no puedan pagarlo”.
“La universidad es un verdadero encuentro de personalidades, inteligencias y culturas. Cuando llegamos a la mercantilización evitamos esto y solo tienen acceso los que pueden pagar”, protestó.
En su larga intervención, el pontífice también criticó las ideologías, “porque reducen la cabeza”, y cuestionó la tendencia hacia la especialización de muchos sistemas educativos, un fin al que tiene “miedo” porque “no hay que perder la conexión con la totalidad y armonía”.
Texto y foto: EFE