El rey británico, Carlos III, suspendió este lunes su agenda pública para comenzar el tratamiento contra un tipo de cáncer que le ha sido diagnosticado y del que no se conocen los detalles.
La noticia produjo un enorme impacto en el Reino Unido, que ve cómo un monarca que llegó al trono hace menos de un año y medio, tras la muerte de su madre Isabel II, debe afrontar ahora una grave enfermedad.
A las 18:00 GMT, el Palacio de Buckingham difundió un comunicado en el que informaba del estado médico del monarca y de cómo le fue hallado el cáncer.
“Durante el reciente proceso hospitalario del rey por un agrandamiento de próstata benigno, se descubrió un asunto preocupante diferente. Las pruebas diagnósticas subsiguientes han identificado una forma de cáncer”, señala la nota.
Fuentes de la casa real británica explicaron que, pese a la naturaleza de aquella intervención el pasado 26 de enero, el cáncer no es de próstata.
Dentro de la incertidumbre, los comentaristas más versados en la terminología de Buckingham quieren ver atisbos de optimismo en el tono del comunicado.
Así, destacan el agradecimiento del rey hacia el equipo médico por su “rápida intervención”, que fue posible gracias a la reciente intervención quirúrgica. Y también se apunta que Carlos III se siente “totalmente positivo” hacia el tratamiento y que expresa su deseo de volver a la vida pública “lo antes posible”.
El monarca, de 75 años, comenzó hoy mismo un “calendario de tratamientos regulares”, que le obligará a suspender sus compromisos de cara al público.
Texto y foto: Agencias