Con el cierre de la Embotelladora de Sidra Pino, el Soldado de Chocolate también dejó de salir al mercado, pero su sabor aún está presente en el recuerdo de los yucatecos, que lo han llegado a considerar como un símbolo de la identidad local. A pesar de que han surgido nuevas marcas que tratan de ocupar el lugar que dejó esta bebida elaborada con base en leche en polvo, cocoa, malta, azúcar y chocolate, prácticamente ha sido una misión imposible.
En la presentación de su libro La Historia de la Sidra Pino y el Soldado de Chocolate, en la pasada edición de la Filey, el maestro Mariano López Gil recordó que en 1950, Luis Felipe Pino Domínguez obtuvo la concesión y trajo a Yucatán el famoso “Soldado de Chocolate”, que era una fórmula propiedad de una empresa con sede en Chicago, Illinois, que la comercializaba con el mismo nombre, pero en inglés, “Soldier Chocolate”.
Fue tanto el éxito de esta bebida que, en los periódicos de la época, en junio de 1957, se publicó un anunció en el que se informaba al público que debido a la alta demanda se llegó al extremo de tener que suspender la producción por carecer del concentrado que se enviaba a Yucatán desde Estados Unidos. En los primeros años, la bebida también se ofrecía en sabor vainilla y fresa, pero sin duda el de chocolate era el favorito.
-Durante los 60, en nuestra infancia, los niños disfrutábamos el excepcional y delicioso sabor del Soldado de Chocolate– dijo a Punto Medio el abogado Carlos Barrera Jure, quien en su obra el Anecdotario de los Barrera, recuerda aquellas salidas dominicales que concluían con una visita a la lonchería “La Morenita”, que se ubicaba en la confluencia de las calles 52 y 37.
-Cuando en familia salíamos los fines de semana para disfrutar de unos ricos salbutes o panuchos, el Soldado de Chocolate o la Pino negra no podían faltar–recordó el entrevistado, quien destacó que ambas bebidas se convirtieron en las preferidas por los yucatecos, y luego de los campechanos, ya que el 14 de septiembre de 1952, se inauguró la planta de la Sidra Pino en el vecino estado, con la presencia del gobernador Manuel López Hernández.
“Se invita a todos los habitantes a que presencien la ceremonia y puedan darse cuenta a la vez, de la forma en que se elabora su refresco favorito”, se leía en los periódicos del día anterior.
-Yo tome mucho Soldado de Chocolate, desde que era un niño y hasta que desapareció. Creo que no hay yucateco que no lo haya tomado– dijo a Punto Medio Jorge Ángulo.
Rememoró que inclusive cuando viajaba por cuestiones de trabajo a Villahermosa, Tabasco, a mediados de los años 70 acostumbraba a esperar hasta las once de la mañana a que lleguen los periódicos, que se editaban en Mérida, a una tienda ubicada cerca del Parque Juárez, y para hacer más ameno el momento disfrutaba de un soldado bien frío.
-Lo único malo que tenía era que estaba muy pequeño, traía 207 mililitros, había que tomar al menos dos– dijo el entrevistado.
Destacó que solo había dos puntos de venta del Soldado de Chocolate en la capital tabasqueña, donde se reunían los yucatecos que estaban en dicho estado, ya sea radicados o de visita.
Por último, el conocido reportero Ylmar Pacheco, en amena plática recordó que en casa su familia tomaba Sidra Pino, Orange Crush y Soldado de Chocolate, “estaba riquísimo, pero traía muy poco, costaba dos pesos”.
-Un recuerdo muy especial fue la visita que con motivo de trabajo hice a la fábrica ubicada en la calle 70, allí vi como preparaban el Soldado. Eran muy cuidadosos con los gramos que le ponían a la mezcla, agarraban una muestra y la revisaban para ver que cumpliera con lo que marcaba la formula, no se qué tan rápido giraban las máquinas, pero cuando salía el líquido estaba helado, tuve la oportunidad de probar un poco y qué sabor tan fabuloso, diferente al de la botella, que ya de por si estaba sabroso, pero tomarlo de esa paila, fue algo inolvidable–puntualizó.
Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Cortesía