Por: Marcial Méndez
Ya a algunos meses del estreno de The Rise of Skywalker, con las pasiones disminuidas, ha llegado la hora de dar el veredicto final respecto al tratamiento que Disney dio a Star Wars durante su trilogía de secuelas.
Para este punto, ya todo mundo debe de estar al tanto de cómo el nuevo Star Wars pasó de dar una decentucha primera impresión con el episodio VII (The Force Awakens) a polarizar a su público con el VIII (The Last Jedi) a perder dinero con el spin-off de Han Solo y, finalmente, a darle en la torre a la franquicia con su mal planeado y peor ejecutado intento de recuperar el amor de sus fanáticos: The Rise of Skywalker, película que, aunque agradó a mayor cantidad de gente que su predecesora, ha sido calificada por el consenso popular (tanto de críticos como de audiencias generales) como un cierre muy flojo y carente de inspiración para una saga que, en algún momento, fue pionera de la ciencia ficción.
Usualmente, a las grandes empresas de la industria del entretenimiento poco les importa matar la creatividad y la calidad artística, pero, en el caso de Disney, vaya que les dolió. No porque le preocupen mucho esas cosas sino porque, a causa de lo tanto que las descuidaron, perdieron dinero en la taquilla con Solo: A Star Wars Story y decrecieron preocupantemente lo redituable de los juguetes (algo impensable para una franquicia que, hasta entonces, dominaba indiscutiblemente las ventas de tales artículos en épocas navideñas). Si hay algo que mejor deja en evidencia la mediocridad y falta de atractivo de los personajes de la nueva trilogía, es justamente eso.
Lo peor del caso es que, conforme esas señales de alarma aparecían, la compañía del ratón fue incapaz de responder a ellas de forma adecuada. En vez de redoblar los esfuerzos en crear un Star Wars coherente rumbo al cierre de su trilogía, Disney prácticamente admitió su propio fracaso al tener (nuevamente) que acudir a la nostalgia barata y a los recursos narrativos reciclados del pasado para asegurar el éxito económico de The Rise of Skywalker y, si bien lo lograron, fue en detrimento de la progresión narrativa y solidez conceptual de su trilogía, lo que podrá no haber impactado su taquilla al corto plazo pero que, indudablemente, ha dañado tanto a la marca de Star Wars como a la percepción de los fans respecto a la capacidad de Disney de hacerse cargo de la misma.
Sin lugar a duda, Disney ha dejado a Star Wars en la peor época de toda su historia. ¿Aprenderá de sus errores?