El suicidio no es culpa de nadie

El tema del suicidio en Yucatán es un problema de salud que sigue constante en nuestra sociedad. Tan solo el año pasado, se registraron 364 suicidios en el estado según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); ante esto, la Asociación Yucateca de Suicidología prepara la creación de un Plan Integral para que se atienda la problemática de forma urgente en la entidad, señala Edgardo Flores Herrera

El tema del suicidio en Yucatán es un problema de salud que sigue constante en nuestra sociedad. Tan solo el año pasado, se registraron 364 suicidios en Yucatán según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con una tasa estandarizada de suicidios de 26.9, de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación (Segob), superando por mucho la media nacional.

De estos datos, se dio a conocer que 331 de los suicidios fueron por ahorcamiento, tres con arma de fuego, 26 por envenenamiento y cuatro por otras causas.

Y es que, ante esta perspectiva, la Asociación Yucateca de Suicidología (Ayus), quienes a pesar de su reciente creación han realizado diversas acciones para la prevención de suicidio, actualmente se encuentran preparando la creación de un Plan Integral para la prevención del mismo, ya que consideran la problemática como una que requiere atención urgente.

Edgardo Flores Herrera, psicólogo e integrante de dicha agrupación, señaló en entrevista que resolver esta problemática, la cual año con año cobra decenas de vidas, es una responsabilidad que debe ser asumida por “todas y todos”. 

“Esto incluye al gobierno, sociedad civil, educación y las familias en general. Es la participación de todos los frentes la que ayudará a preparar una respuesta más eficiente ante esta problemática que nos afecta, estrechando lazos, tendiendo puentes y trabajando desde la cooperación y la colaboración”, anotó.

Indicó que este plan servirá como agenda multisectorial creada desde los diferentes sectores sociales para dar una atención mucho más integral sobre el tema, la cual se buscará sea adoptada por todos los sectores estatales, municipales y sociedad civil, que mediante un lenguaje de esperanza se den a conocer las acciones y alternativas que se realizan para combatir esta problemática social y de salud.

“No esperamos que esto reduzca mágicamente las tasas de muerte por suicidio, pero que este lenguaje brinde esperanza y alternativas, para contribuir como un factor de protección a esta situación”, indicó.

Este plan ha incluido como primer paso una serie de reuniones informativas para dar a conocer la idea principal, donde se hizo un llamado a los participantes a colaborar y contribuir con pequeñas acciones, unir esfuerzos y recursos, para una respuesta más profunda enriqueciendo esta propuesta.

Durante estas sesiones se abordaron temas sobre la complejidad del suicidio, datos históricos y se explicó el modelo circular de la reduccion de riesgo. 

“Una meta tangible sería lograr que con este plan los medios de comunicación pasen las notas de muertes por suicidio del área de policía a la nota de salud, por otro lado el trabajo con universidades es un tema que hay que incentivar más ya que en ellas albergan las juventudes, una población que estadísticamente tiene mayor prevalencia en el tema del suicidio, al menos en nuestro estado“, anotó.

Otros de los temas primordiales sería trabajar en las estrategias de capacitación a las personas para identificar y entender las señales de alerta que logren una atención oportuna en personas con rasgos suicidas y estas reciban  la contención y canalización pertinente a las instancias, ya sea públicas o privadas.

“Si no existe la capacitación, no habrá la atención adecuada y es un trabajo importante el desmitificar, desestigmatizar y cambiar las miradas que hay sobre el tema en todos los ámbitos”, apuntó. 

Recordó que el tema del suicidio no solo termina en la muerte de la persona que se quita la vida sino que hay secuelas importantes que no se están atendiendo, ya que hay investigaciones que indican que el impacto social  que tiene una muerte por suicidio afecta hasta 134 personas, de las cuales de 6 a 14 podrían vivir un duelo complejo, lo que viene abonar a esta condición.

Flores Herrera añadió que es necesario que se trabaje en aristas como la concientización y sensibilización para que la población cambie esta mirada de estigma en el tema de la salud mental. 

“Seguimos viendo en las notas que se comparte en temas de suicidio que las personas comentan sus opiniones y se siguen haciendo comentarios como ‘es que estaba deprimido’, ‘en su casa no le hacían caso’; juicios que hay que modificar ya que no contribuyen de forma favorable”, dijo.

Ejemplifico que entre los mitos se encuentra el caso de decir que las fechas decembrinas aumentan la tasa de muerte por suicidio, “cuando estadísticamente se marca que no”.  En este sentido, explicó que datos que la Ayus ha recabado es que, hasta el año pasado, mayo, julio y agosto son los meses con más prevalencia. 

“Muy por el contrario los meses de diciembre, noviembre, enero y febrero suelen tener las menos muertes por suicidio , no es que no ocurran, pero no aumenta como se cree”, remató.

Precisó que justo otro de los trabajos que tendrá este plan es que al ya tener identificadas estas fechas, es importante que se pueda trabajar el tema de prevención y sensibilización, realizar acciones y actividades previo a estos meses y no esperar al mes de septiembre –cuando se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio– para realizarlas.

Posterior a estas jornadas, en enero se organizarán mesas de trabajo en las que participarán autoridades, especialistas y sociedad civil, para discutir el panorama actual del suicidio en Yucatán, los compromisos que se deben asumir y las líneas de acción para poder cumplirlos.

“Vamos a buscar generar acciones concretas medibles, que generen evidencia para que años con año se pueda mejorar este plan como sociedad debemos incentivar a más personas desde la sociedad civil hasta las autoridades a combatir este problema que nos preocupa a todas y todos”, finalizó el psicólogo.

Texto: Andrea Segura

Fotos: Cortesía