Por Arturo Pérez
A decir verdad el fichaje de Antoine Griezmann por el Barcelona no sorprende a nadie, menos desde la novela de la temporada pasada en la que incluso Gerardo Pique fue parte al realizar el documental en el que el francés se negaba a firmar con los cules. Un año después viste la camiseta, obviamente la afición esta molesta, sin embargo, la molestia no solo es por el fichaje del francés, si no por el futuro deportivo del club.
Siempre es bueno contratar jugadores de alto nivel y si un jugador de su calidad está de oferta o a precio asequible hay que aprovecharlo, sin duda alguna, pero con Griezmann, Messi, Suárez, Dembele, Coutinho, Arthur Rakitic, Busquets, Arturo Vidal, Boateng y la lista puede seguir, ¿a quien sentará Valverde?
Tener tan buenos jugadores no siempre funciona, menos si no son de características similares, Messi, Dembele, Coutinho, Suárez, y con Neymar en camino, se pinta una complicada elección para un cuadro titular en la que los jugadores no parece que vayan a compactar por sus diferencias físicas y técnicas, si bien le da variables al equipo, le quita algo muy importante al club, la razón por la que tuvo tanto éxito en el pasado en la que coincidieron unos auténticos genios: Messi, Xavi e Iniesta. La posesión del balón, las virtudes ofensivas heredadas por la escuela de Johan Cruyff están siendo olvidadas.
Este verano simplemente está sirviendo para dar los últimos clavos a ese estilo que tanto le dio al club, fichajes de Buenos jugadores sin razón tal vez den éxito al corto plazo y le sirven equipos como al Real Madrid. Pero esa no es la esencia del Barcelona y esa podría ser el principio de su ruina.
