¿Han visto hablar a un niño sobre el juego de video que quiere para Navidad? Percibí más emocionado a Fernando González cuando habla de Cemex Go.
La plataforma digital que la cementera a su cargo construye para vender materiales en cantidades industriales como si fueran pizzas a domicilio fue el ejemplo que la empresa dio el año pasado acerca del modo en que negocios que tenemos alrededor se apresuran a llegar a nuestros celulares, o en su “Transformación Digital” como la define Alberto Muñoz, un especialista mexicano en innovación. Otros la refieren como la llegada de la industria 4.0.
Entre otras metas persigue la paulatina eliminación de intermediarios entre las corporaciones y sus clientes y avanzando en ese camino las compañías ganan terreno a sus pares en una carrera que se volvió frenética. Ignorarla no evitará que continúe para todos.
En lo que va del año, la misma Cemex ya invirtió en la española SAALG Geomechanics, una empresa que posiblemente pudo evitar la tragedia del socavón en la carretera de Cuernavaca. Su innovación mide riesgos durante construcciones de obras y manda alertas.
Supongo que varios despachos de ingeniería están amenazados por esta herramienta que les compite eficientemente.
Pero va algo más cercano: en los cascos de los trabajadores de una planta de manufactura es factible instalar sensores que indican en todo momento en dónde están y enviar por el mismo dispositivo advertencias de riesgos… un cable desconectado, una tuerca floja… todo ello, meterlo a una computadora para analizarlo y con ello reducir los accidentes de los empleados de una planta. Cemex Ventures ya también vio ese sistema e invirtió este año para ello en Prysmex, la empresa que lo generó.
La digitalización que parecía atacar solo a los taxistas a través de Uber o a los hoteles vía Airbnb, va por todos los negocios.
Información recabada por Rión Mergers and Aquisitions ayuda a dimensionar.
Piensen en esa tienda independiente de alimento para animales en casa que está en la esquina. Maskota ya avanzaba geográficamente para quitarles mercado, pero también a partir de este año puede arrasar luego de invertir en Petsy, la compañía que le competía en internet.
Banco Ahorro Famsa, del conservador grupo regiomontano del mismo nombre dirigido por Humberto Garza Valdéz, adquirió la cartera del banco digital Bankaool. De un plumazo y un buen cheque, ganó 31 mil cuentas activas de gente que ya sabe cómo opera un banco en su celular.
Los fondos de inversión no paran. Ahí está Ignia, fundado por el exdirectivo de Benavides y de Vitro, Álvaro Rodríguez Arregui, que compró participación en la plataforma que permite a emigrantes en Estados Unidos pagar desde allá las cuentas de sus familiares en México, algo que no hicieron antes los servicios de remesas. También lo hizo en AirTM, útil por ejemplo para quien quiere enviar dinero a su hijo que estudia en Estados Unidos; incluso participa en un negocio que agitará el negocio de los cuida perros, llamado Dog Hero. Todo, solo en lo que va de 2018.
En la digitalización hay una oportunidad de aumentar la productividad de los mexicanos y acelerar su economía. Alguien lo sabe en el equipo del Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pues lo incluyeron en el Proyecto de Nación 2018-2024. Falta que el proyecto se convierta en actividades reales.