Empleados municipales temen ser despedidos

Para un buen número de trabajadores en los ayuntamientos, el cambio de gestión significa el final de su contrato y se ven obligados a negociar sus finiquitos

OXKUTZCAB.- Es una triste realidad la que viven cientos de empleados de los municipios del interior del estado, al carecer de prestaciones sociales. 

Son muy contados los ayuntamientos que proporcionan prestaciones sociales a sus empleados. En casi todos los municipios del interior del estado quienes laboran están desprotegidos al carecer de seguro social, aportaciones al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y a las Administradora de Fondo para el Retiro (Afores). Esta situación ocasiona que trabajadores no puedan tener una pensión por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss). 

Son plazas de confianza, no son sindicalizadas y en cada cambio de administración corren el riesgo de no continuar, incluso ni quedando el mismo partido o alcalde es garantía de la permanencia. ya que se adquieren compromisos con colaboradores que tienen que emplear.

Esta situación de carencia de prestaciones sociales también se registra en varias empresas locales, y de igual manera se presenta en la misma capital del estado, en la cual muchos empleados carecen de estas prestaciones y por más que trabajen varios años nunca tendrán una pensión para su vejez.

Desafortunadamente, una gran parte de la economía en Yucatán se sustenta en la economía informal y muchas empresas no se preocupan por darles prestación social a sus empleados. Por lo tanto, al no dar la prestación social tampoco les dan el derecho al reparto de utilidades y en muchas ocasiones no les pagan el aguinaldo a tiempo. 

Hay un vacío de ley que no obliga a las instituciones o empresas a hacer el pago correspondiente de las prestaciones sociales y conlleva a que se generen situaciones de vulnerabilidad a la mayoría de los trabajadores y que a pesar de trabajar muchos años nunca tendrán derecho a una pensión.

Texto y foto: Bernardino Paz