En la jungla el león duerme esta noche

Es de noche y ya no se escucha el poderoso rugido del león, las luces se han apagado en el Álamo y todo esta quieto. Solo el ruido de cigarras y grillos acompañan unas gradas mudas y estáticas, las mismas que tan solo algunos meses atrás, vitoreaban el triunfo del rey de la selva en la liga mexicana de beisbol. Hoy, tras la derrota y eliminación, los leones duermen ya soñando con lo efímero de su corona y con la barriga vacia, con hambre de triunfo.

Poco nos duró el gusto de portar la corona y no falta quien considera que no brilla con la misma intensidad que las de torneos largos y que no tiene el mismo sabor de una presa conseguida en lenta y meticulosa cacería; como si el león disfrutara de una buena comida de carroña. Es cierto que el sistema de competencia permitió cristalizar sus aspiraciones en menos encuentros, pero eso no es culpa del equipo. Es justo analizar y reconocer el nivel de juego por encima de la duración del mismo.

Pero también es verdad que hoy en un abrir y cerrar de ojos ya no somos campeones. Roberto Vizcarra, manager melenudo, atribuyó la pronta eliminación al cansancio de una fiera que no pudo mantener el poderio en el bate ante la escuadra de Oaxaca. La verdad es que si se quiere tener una franquicia ganadora se debe pensar en el título sin importar las condiciones y el formato de competencia. Los leones de Yucatán van en camino a serlo y se nota la dirección centrada en el proyecto. Queda demostrar que no es somnolencia, sino resistencia.

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