Salvador Castell-González
Una epifanía es una experiencia de iluminación o revelación repentina, que puede ocurrir en diferentes ámbitos de la vida, como la religión, la literatura, el arte o la ciencia.
Una epifanía es ese momento en el que, sin querer, haciendo cualquier cosa, pensando en otra cosa, al ver algo en la calle, leyendo un libro, escuchando música, una respuesta se nos revela, la estemos buscando o no.
Una epifanía puede cambiar nuestra forma de ver o entender algo, o inspirar una nueva idea o creación. Por ejemplo, una epifanía científica puede ser un descubrimiento o una solución a un problema.
La epifanía climática es el momento en que una persona se da cuenta de la gravedad de la crisis climática y de la urgencia de actuar para mitigar sus efectos. Es un proceso que puede ser doloroso, angustiante y abrumador, pero también puede ser una oportunidad para transformar nuestra relación con el planeta y con nosotros mismos.
Esa revelación puede traernos muchos estrés y ansiedad, podemos ser alguien que se queda atrapado en esta eco depresión o podemos actuar, dejarnos de ocupar, comenzarnos a ocupar. Es momento de ser fuente de inspiración y de apoyo para afrontar este desafío colectivo que nos afecta a todos.
El problema es abrumador: El aumento de la temperatura global, el deshielo de los polos, la subida del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, las sequías, las inundaciones, las hambrunas, los conflictos, los desplazamientos forzados, entre muchos otros. Todo esto potenciado por nuestros malos hábitos como la quema de combustibles fósiles, la deforestación, la agricultura industrial y tóxica, el consumo desmedido y el modelo económico dominante y acumulativo.
Estamos ante una emergencia sin precedentes, que pone en riesgo nuestra supervivencia como especie y la de millones de seres vivos. No es algo de lo que podemos hablar a futuro, es algo que esta pasando hoy y “Otis” es una prueba de este desequilibrio planetario.
Es necesario reducir nuestra huella ecológica, adoptando hábitos más sostenibles: Usar el transporte público o la bicicleta, consumir productos locales y ecológicos, reciclar y reutilizar lo que podía, ahorrar energía y agua, apoyar iniciativas sociales y ambientales, a exigir responsabilidad a los políticos y a las empresas.
Cada vez somos más los que hemos tenido esta epifanía climática y que estaba dispuesta a actuar por el bien común. Hay un movimiento que está en crecimiento, con muchos proyectos innovadores, muchos ejemplos inspiradores, aunque queda mucho por hacer y aprender.
Esta revelación es un punto de quiebre, pero no es el fin de algo, es el inicio a una realidad más consciente, un desafío personal y colectivo, que nos invita a asumir nuestra responsabilidad y nuestro poder como ciudadanos.
Es una oportunidad para crear juntos y juntas un futuro mejor para los que estamos aquí y los que están por venir.
¿Y tú?, ¿has tenido tu epifanía climática?, ¿cómo fue?, ¿qué hiciste?, ¿qué piensas hacer?, ¿te sumas al movimiento?