Si uno quiere conocer la Mérida de la época colonial, no se puede dejar pasar la oportunidad de hacer un recorrido por uno de los puntos más preservados de la ciudad y platicar con quienes saben la historia del lugar
Para conocer de la manera más fiel posible cómo era Mérida en la época de la colonia, especialistas recomiendan visitar la Ermita de Santa Isabel, pues afirman es el punto más preservado de la ciudad antes de la influencia francesa.
Para llegar a este lugar muy cercano al centro de la ciudad, se puede caminar sobre la calle 64 hacia el sur, donde una vez pasando debajo del famoso arco se puede observar una inscripción en piedra que indica que este tramo, de la ahora transitada arteria, era parte del Camino Real a Campeche, mismo que fue construido en 1790 por el gobernador, intendente y capitán general de Yucatán, Lucas de Gálvez.
Las calles con adoquines rojos son parte del encanto de esta zona de la ciudad, que cuenta con un importante número de predios considerados patrimonio de la Nación, como es el caso de la Casa del general Manuel Cepeda Peraza, ubicada en la intersección de las calles 64 y 64 A.
En el predio marcado con el número 502 se ubica una lápida de mármol fechada en marzo de 1888, en la que el Círculo de Estudiantes de Mérida hace un reconocimiento al prócer yucateco cuya aportación a la educación laica, cultura, salud y justicia social continúa vigente y es guía para las nuevas generaciones.
Rumbo a la Ermita de Santa Isabel se puede disfrutar del colorido de las antiguas casas pintadas en colores pastel y de pronto se puede ver al fondo de la calle parte de la majestuosa iglesia en la que los viajeros se detenían para encomendarse a Nuestra Señora del Buen Viaje.
La iglesia está dedicada a la madre de San Juan Bautista y prima de la Virgen María, Santa Isabel. Una de las características del lugar es que en los alrededores hay un jardín botánico, que se abre para ocasiones especiales.
Después de tomar fotografías de los alrededores y del kiosko desde la estructura elevada de la Iglesia, es momento de emprender el regreso hacia el centro y de nueva cuenta sobre la calle 64 se pueden apreciar varias casonas que no pueden esconder el paso de los años.
Los pocos vecinos que quedan en el lugar comentan que gracias a la inversión extranjera y local, muy pronto en tres viejas casonas estarán funcionando un restaurante italiano, y dos hoteles que vendrán a darle un rostro diferente a este emblemático rincón.
En medio de un sentimiento de alegría, pero también de nostalgia, la señora Wilma Esther Gasca Carrillo comentó que en un predio de la zona nació y creció. Ella goza de la amistad de muchas personas mayores y de sus familias que como una muestra de cariño, cuando han fallecido, sus descendientes le han regalado imágenes de Santos que resguarda en un lugar especial de su casa.
Mucha gente llega a solicitar prestada la imagen de “La Infantita”, para llevarla a su hogar y pedirle por alguna causa en particular. Hay quienes afirman que han visto a la imagen abrir sus ojos o incluso sonreir.
Esto es tan solo un poco de lo que se puede conocer al platicar con los vecinos de esta parte de la ciudad.
Texto y foto: Manuel Pool