Los especialistas alertan que este hábito entre la juventud ocasionará un incremento, no sólo en las enfermedades de transmisión sexual, sino también los hará propensos a desarrollar una adicción que pondrá en peligro su vida
La especialista Ligia Vera Gamboa advirtió sobre el uso del chem-sex entre los jóvenes estudiantes yucatecos, que consiste en el uso de drogas químicas y su vínculo con el ejercicio de la sexualidad.
En una conferencia virtual en el que abordó el tema de la Prevención de Adicciones entre los universitarios, la especialista detalló que el término “chem-sex” es una abreviatura de las palabras en inglés: chemicals y sex y se trata de un fenómeno relativamente reciente, que consiste en el uso de drogas psicoactivas con el objetivo de tener relaciones sexuales durante un largo período de tiempo, incluso varios días.
Factores que lo impulsan
Vera Gamboa destacó que el incremento en su práctica está asociado a tres factores principales: mayor duración de las actividades sexuales, diversidad en las sustancias consumidas y consecuencias más graves para la salud. Esto ha derivado en un aumento en la demanda de atención en centros de salud sexual, así como en otros servicios médicos y sociales.
“Estas drogas tienen efectos sobre el sistema nervioso central, algunos pueden ser depresores, otros pueden causar vasodilatación importante, como ha sucedido en España que se han reportado algunos casos de muerte en jóvenes por el uso de los famosos poppers. Lo que se conoce es que estos productos provocan una vasodilatación corporal y esto puede llegar a producir coágulos o algún infarto”, enfatizó.
Asimismo, indicó que entre las sustancias psicoactivas más comúnmente utilizadas en el chem-sex se encuentran la metanfetamina, GHB/GLB, mefedrona, cocaína y ketamina; además del uso frecuente de poppers y alcohol.
Para concluir, la ponente advirtió sobre el riesgo elevado que representa esta práctica cuando se lleva a cabo en contextos grupales, como las llamadas “fiestas sexuales”, donde se prolonga durante varios días y participan numerosas personas.
En estos escenarios, aumenta significativamente el peligro de sobredosis, adicción, violencia o abuso sexual, deterioro de la salud mental y transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS).
Consecuencias
Los especialistas también señalaron que el contacto del individuo con las sustancias y su participación en las sesiones va evolucionando desde un consumo inicialmente experimental u ocasional hasta desembocar, si dicho consumo se mantiene en el tiempo, a la incapacidad de disfrutar del sexo sin que medien esas sustancias, además de presentar sintomatología abstinencial en ausencia de las mismas. En línea con otras adicciones, se considera que se ha desarrollado un trastorno cuando el consumo provoca un deterioro en diversos ámbitos vitales del sujeto y éste se ve incapaz de detenerlo por sí mismo pese a las consecuencias adversas que esto comporta.
Respecto a la salud mental, el consumo simultáneo de diferentes sustancias con efectos a menudo contrapuestos aumenta el riesgo de toxicidad aguda (psicosis paranoide, estupor y arritmias) y, de forma crónica, se asocia a diversos problemas psicológicos y psiquiátricos.
La petición de ayuda es motivada por las consecuencias negativas del consumo: absentismo laboral, aislamiento social, deterioro físico o bajo estado de ánimo. Durante el proceso terapéutico, que debe ser interdisciplinar, resulta clave proponer actividades alternativas al chem-sex.
Datos a destacar
Entre las sustancias que se consumen con más frecuencia en las sesiones de chemsex se encuentran: Ghb/Gbl, mefedrona (y otras catinonas), cocaína, poppers, metanfetamina, ketamina, speed, éxtasis/Mdma y fármacos para favorecer la erección.
En estos escenarios aumenta significativamente el peligro de sobredosis, adicción, violencia o abuso sexual, deterioro de la salud mental y transmisión de infecciones de transmisión sexual.
Texto: Redacción
Fotos: Cortesía