Con una especie de tomografías esperan rastrear si debajo de la pirámide principal de Chichén Itzá se halla la tumba de la deidad maya
Para armar el rompecabezas de la cultura maya, varios investigadores han recurrido a numerosos estudios. Ahora, con rayos cósmicos y una especie de tomografías esperan rastrear si debajo de la pirámide de Kukulcán se halla la tumba de la deidad maya.
El proyecto del Tren Maya está permitiendo encontrar auténticos tesoros mayas, como fue el de una pirámide de 25 metros de alto.
El fenómeno de luz y sombra de Chichén Itzá fue descubierto en los años 70 del siglo XX, por vigilantes del sitio arqueológico, quienes reportaron al arqueólogo mexicano Víctor Segovia Pinto que en cada inicio de la primavera se formaba “como una serpiente” en las escalinatas de la pirámide.
El equinoccio es cada uno de los dos momentos anuales en que, por hallarse el Sol sobre el ecuador, la duración del día y de la noche es la misma en toda la Tierra, lo cual sucede del 20 al 21 de marzo y del 22 al 23 de septiembre.
El fallecido experto buscó al astrónomo yucateco Eddie Ariel Salazar Gamboa para que lo ayudara con datos matemáticos y descubrieron muchas cosas en el Castillo de Chichén Itzá. Ha realizado cálculos de los últimos 500 años.
Salazar Gamboa actualmente continúa realizando investigaciones, que suelen ser lentas porque tiene que pedir permiso al Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah).
Para utilizar los rayos cósmicos, el equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) está construyendo los soportes para un detector que está siendo ensamblado en la Universidad Estatal de Chicago y que empleará muones cósmicos para estudiar la estructura. Los muones con partículas subatómicas con una masa unas 200 veces mayor a la de los electrones. Son muy inestables y se descomponen a los 2.2 microsegundos, pero su masa y carga negativa permiten penetrar en la materia.
La tomografía muónica sería algo así como una radiografía de rayos gamma o rayos X que se utiliza en el cuerpo humano, pero para estructuras. Se utilizaron en las grandes pirámides de Egipto para, mediante detectores externos, conocer la estructura interna de la misma y también se ha empleado en estructuras como la del Vesubio que arrasó Pompeya en el 79 d.C., en la época del Imperio Romano.
La Unam afirmó que “el propósito es sacar una imagen del patrón de densidad interno de la subestructura, similar a una radiografía, ya que los arqueólogos del instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) piensan que debajo podríamos encontrar una pirámide más pequeña”.
En tanto, personal del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas estimó que quizá descubran alguna cámara oculta, pero sobre la posibilidad de encontrar la tumba de Kukulcán, no está tan emocionado. En Chichén Itzá quemaban a los personajes de élite y las cenizas se metían en pequeñas figuras de cerámica o incendiarios. “Tenían otra forma de enterrar a los muertos”, comentó.
Texto y fotos: Darwin Ail