Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana
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La inspección ocular y la recogida de muestras son primordiales si se buscan resultados confiables (Zunino, 2006).
Para vincular a una persona sospechosa a un crimen, debe recolectarse con precisión la mayor cantidad de evidencia forense para probar los hechos que se le imputan, surgiendo diversos problemas frecuentes con los que se enfrentan los investigadores de todo el mundo, pero con la metodología adecuada, como la aplicación de la espectroscopía, entre otras técnicas, dicha labor puede ser más sencilla de lograr (Sotelo, 2000).
Al generarse un disparo tienen lugar una serie de reacciones fisicoquímicas que generan residuos de la pólvora (nitritos y nitratos), restos de plomo, de cobre, del detonador o de la carga iniciadora, tales como bario y antimonio, que se denominan de forma genérica: residuos de disparo.
Las partículas mencionadas, se quedan impregnadas sobre las manos de la persona que acciona el arma, en las prendas y en el arma de fuego, y su presencia, es indicativo de que se ha producido la descarga del arma en cuestión.
Los residuos de disparo se encuentran bien definidos, y consisten en una combinación de plomo, antimonio, bario, y otros elementos (Di Maio, 2007). Las principales fuentes en donde se hallan los residuos orgánicos son el proyectil (plomo y antimonio) y el fulminante (estifnato de plomo, nitrato de bario y sulfuro de antimonio).
La acción de las sustancias químicas genera la expulsión del proyectil fuera del arma de fuego, para dirigirse al objetivo planteado, permitiendo que se escapen vapores y finas partículas de pólvora que quedan depositadas en áreas circundantes, incluyendo manos, rostro y prendas de vestir de la persona que dispara (Rodríguez, 2015).
Según Barrio (2012), al analizar los residuos, se puede tener un indicio orientativo que sirva para evaluar si una persona ha efectuado un disparo o no. Si se ejecuta un arma de fuego, se producen gases en la combustión que extienden granos de pólvora en distinto tamaño y forma, mismos que se adhieren a las superficies que se encuentran alrededor del disparo.
Por ende, es común en la práctica criminalística que se soliciten pruebas específicas para la determinación de la presencia de residuos de disparo en un arma, en la mano de un sospechoso, en el cuerpo de la víctima y en prendas de vestir.
Sin embargo, existen múltiples pruebas para ello, ya que es posible encontrarse con falsos positivos, pues puede darse el caso de que una persona utilice armas de fuego por cuestiones laborales, por haber manipulado de forma previa un arma diferente a la que fue accionada en el hecho delictivo, o bien, existió alguna transferencia de residuos debido a forcejeos con la persona que disparó el arma y a la cercanía con el sitio en donde el arma fue disparada.