René Emir Buenfil Viera
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Cuando el ambiente en casa se caracteriza por la tensión constante, por esa ley del hielo que a la menor provocación se dejan de hablar por días y hacen como si la otra persona no existiera, y los pleitos aunque son constantes no es que resuelvan nada, sino que los problemas se quedan sin resolver y se van acumulando se va generando un abismo entre ambas personas y esa distancia se presta a muchas malinterpretaciones, malos entendidos e incluso a no saber por qué tú pareja reacciona de esa manera porque lo que se ausente en estás circunstancias es la comunicación emocional, que es la comunicación más profunda que sólo platicar sobre meros hechos, anécdotas y relatos cotidianos.
¿Se puede salir de ese patrón de ofenderse por cada mínimo detalle, cuando ya se lleva mucho tiempo estancados en esa dinámica?. Claro, cuando ambas personas tienen la disposición de empezar a hablar sobre sus sentimientos, incluso aunque tengan miedo que les vuelvan a lastimar con lo que se dice cuando pelean, a la vez que se llega a la conclusión de que pueden salir adelante incluso cuando todavía tengan cuentas pendientes, el pasado y sus problemas no tendría que ser impedimento de comenzar a intentar mejorar la comunicación hoy, bajarle al estar a la defensiva, o por lo menos comenzar a hablar de porqué se está a la defensiva, porque a veces se piensa que tu pareja ya sabe los motivos de tu enojo, o no quieres hablar porque crees que ya sabes lo que tu pareja te va a decir.
Entonces son estás y otras barreras de la comunicación las que se puede empezar a intentar dejar atrás hoy mismo, incluso entendiendo que las cosas son un proceso que toma tiempo y requiere varios intentos y cierta perseverancia y estar abiertos a escuchar a la otra persona, su voz, sus ideas y sus puntos de vista.
Cuando tienen reclamos acumulados, rencores del pasado que hay que compartir, cuestiones que aclarar, puede valer la pena hacer el intento, siempre que ambas personas le vean la utilidad y el sentido a salir de ese bache y comenzar una nueva etapa donde se acepten las diferencias y se trabaje por juntos construir soluciones aunque sea complejo.
Puedes darte cuenta si tu pareja quiere hacerlo cuando ves que está poniendo atención donde antes no, o cuando está tratando de hacer cosas nuevas, o está platicando de temas que antes no intentaba compartir, y puedes saber que tú estás preparado (a) para dejar de estar a la defensiva cuando empiezas a tener una curiosidad nueva por tu pareja y su mundo.
Retomar el diálogo donde no haya gritos y sombrerazos va a tomar tiempo y la conciencia de no decir cosas hirientes a la otra persona para que pueda bajar la guardia y empezar de nuevo a propiciar un clima de seguridad, pueden volver a ser un lugar seguro para la otra persona, sólo que requiere práctica y dedicación.
Las heridas y el sentirnos juzgados (as) nos pone a la defensiva, es natural y quizá estamos replicando lo que vivimos en casa, en nuestra propia familia de origen, pero siendo adultos (as) podemos encontrar maneras de ser más asertivos y mejorar nuestra inteligencia emocional escogiendo mejor nuestras batallas, algunas vale la pena pelear y otras no, decídanlo juntos (as).