El presidente de Estados Unidos firma una orden ejecutiva para denegar la protección a migrantes que crucen ilegalmente la frontera
Donald Trump centró buena parte de su campaña de las elecciones legislativas en el discurso contra la inmigración irregular. Pasada la cita con las urnas, la ofensiva continúa. El presidente firmó ayer una orden ejecutiva para denegar la protección a los inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera, endureciendo el sistema actual que permite revisar cada caso independientemente de cómo haya entrado en el país. Además, suspende y limita la entrada de cualquier extranjero a Estados Unidos a través de la frontera con México durante 90 días, salvo a los residentes permanentes legales y a los estadounidenses. La maniobra del mandatario tiene lugar tras días de ataques a la caravana de miles de centroamericanos que se dirigen hacia la frontera de México con EU en busca de asilo.
La retórica de Trump durante la campaña electoral estuvo centrada en politizar y demonizar a los cerca de 5,000 buscadores de asilo que escapan de la pobreza y la violencia en Centroamérica y que avanzan hacia Estados Unidos. Con el objetivo de tocar el nervio republicano, el presidente alertó falsamente de que el país estaba siendo víctima de una “invasión” formada por “criminales”. El Pentágono movilizó 5,200 soldados en la frontera y Trump amenazó con que podría llegar a desplegar hasta 15,000. Este viernes, a pocas semanas de que la caravana llegue a destino, el mandatario ha endurecido los requisitos para poder otorgarles protección, en una apuesta que muchos consideran que va contra la Constitución y las leyes internacionales. Diversas ONG sostienen que el decreto de Trump es ilegal.
La orden ejecutiva se apoya en una ley de seguridad del Congreso que permite frenar las protecciones humanitarias en caso de que el país corra algún riesgo o esté en una situación de emergencia. “Nuestra frontera sur está en crisis. Los cientos de miles de extranjeros ilegales que han cruzado ilegalmente nuestra frontera representan una gran amenaza para la capacidad del Gobierno de hacer cumplir efectivamente las leyes de inmigración de nuestra nación”, explicó ayer el fiscal general interino Matthew Whitaker. Trump, antes de emprender su viaje a París para celebrar el aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial, se limitó a decir: “La gente tiene que venir a los Estados Unidos por los puntos de entrada”.
Trump hará uso de la misma autoridad que utilizó para implementar su polémico veto migratorio a siete países, cinco de ellos de mayoría musulmana, apelando otra vez a la seguridad nacional. La batalla legal que se produjo para su entrada en vigor terminó en el Tribunal Supremo, que finalmente dictaminó que no era discriminatorio ni un exceso de poder presidencial.
Texto y fotos: EFE