El presidente de la agrupación Ciudadanos Hartos A. C. (Chac), Humberto Reyes Montiel, aseguró que ve posturas radicales en organizaciones como Greenpeace e Indignación, ya que en el caso de las granjas porcinas y avícolas, éstas son buenas opciones laborales en los municipios, pero tienen que cumplir con las exigencias de estudios de impacto ambiental, así como con la instalación de plantas de tratamientos de aguas residuales.
Señaló que el país cubre el 60% de la carne de cerdo y compra del exterior el 40% restante. En este sentido Yucatán es el quinto productor nacional.
De acuerdo con estimaciones de la Asociación Local de Porcicultores de Yucatán, anualmente se producen 200 mil toneladas de carne, con una derrama económica de 6,944 millones de pesos y se generan cerca de 12 mil empleos directos y 36,000 indirectos.
El ambientalista señaló que hasta parece que las citadas agrupaciones sólo buscan hacer ruido, cuando está el caso de la granja de Chapab, que siempre busca reutilizar más el agua y también realiza cultivos y apicultura en beneficio de la comunidad.
Explicó que la porcicultura es una buena opción para dar empleo formal en los municipios y evitar la migración.
“Pero hay que cumplir con los impactos ambientales, tienen que construir sus plantas de tratamiento de aguas residuales, es cierto, pocos lo hacen, y hay que ver que todos cumplan”, expresó.
Reconoció que también hay granjeros que incurren en graves faltas como incluso quemar las heces fecales de los animales, pero no se puede generalizar porque hay quienes sí se esfuerzan para cumplir.
Respecto a las enfermedades que padecen los pobladores que viven cerca de las granjas, principalmente los niños y las personas de la tercera edad, indicó que las que cuentan con sus plantas de tratamiento de aguas residuales reducen al máximo este problema.
Texto y foto: Darwin Ail