Por: César Espadas
Alan Pulido, Rodolfo Pizarro, Lucas Zelarayán, Edison Flores, Raúl Ruidíaz. Son algunos ejemplos de jugadores tanto mexicanos como extranjeros que prefirieron cruzar la frontera marcada por el Río Bravo para aventurarse en la MLS dejando atrás la Liga MX. Todos ellos, justifican el cambio por motivos meramente deportivos, ¿alguien de ustedes les cree? A continuación analizamos los factores que realmente influyen.
Dinero. No cabe duda que ir a la MLS representa una jugosa cantidad de dólares garantizada. Los futbolistas salen de México con etiqueta de estrellas y llegan a engrosar sus cuentas bancarias.
Ritmo de juego garantizado. Llegan a una liga que aún tiene menor nivel futbolístico que la nuestra, por lo que tienen asegurada la titularidad. Jugadores incluso que nunca brillaron con intensidad en México, pero que se vuelven imanes de taquilla desde el primer día.
Ídolos. Aterrizan, en la mayoría de los casos, como jugadores franquicia. El jugador en el que los aficionados confían el destino de su equipo. Se apela a la soberbia de cada uno por ser el centro de atención.
Seguridad. La oportunidad de llevarse a la familia a un entorno de mejores condiciones en lo que a delincuencia se refiere, es una cuestión invaluable.
La MLS cumple 25 años de existencia y contará para esta campaña con 26 franquicias. La mayoría de ellas, prefiere tener al menos a un jugador mediático como ancla de taquilla y publicidad. El resto del plantel, de nivel promedio o bajo. Figuras de la talla de Carlos Vela y Chicharito Hernández sí, pero aún un escalón por debajo de la Liga MX en lo futbolístico. Cuidado con la MLS, que viene pisando fuerte.