Ya se habían tardado las redes sociales en volver a mostrar el cobre y ahora causar 4 asesinatos de un día para otro en este México salvaje, en localidades un tanto conurbadas con grandes ciudades pero aún sumergidas en tradiciones, usos y costumbres y, por lo visto, en la ignorancia.
Nos referimos al caso de presuntos “robachicos” que fueron señalados como tales luego de que gente, profundamente ignorante, creyera en publicaciones hechas en Facebook, advirtiendo sobre plagiarios de niños para quitarles los órganos. Mentira vil de la que se enteró todo el país a través de increíbles vídeos de linchamientos grabados por esa sociedad desinformada, presa de engaños mediáticos.
Según lo han difundido las autoridades, son más de 25 casos en este 2018, donde personas con altos grados de ignorancia, se convirtieron en asesinos de personas inocentes al “confundirlos” con ladrones, secuestradores, o presuntos violadores. Además, se habla de otros 40 casos donde las víctimas de estos actos de barbarie fueron rescatadas a tiempo, antes de que las turbas los asesinen.
México no es el único país que registra estos casos, hay otras naciones tanto en Centro y Suramérica como en Asia y en algunos otros puntos más del globo. Cadenas en WhatsApp han causado de igual forma más de 25 asesinatos en la India, donde las víctimas todas inocentes, fueron “confundidas” por gente ignorante, que creyó en mensajes falsos reenviados por todos.
No comparta usted mensajes que le llegan solo porque si. Trate de confirmar siempre si son ciertos o reales. Si no puede o no sabe cómo, no los reenvíe. Ni los crea.
Al final, el buen uso de las redes sociales pasa por una aduana indispensable que tiene mucho que ver con la inteligencia, con la cultura, los valores, con educación al fin. Y si nos hemos ido a los extremos, no es por culpa de las redes sociales o del internet o del celular… sino de la carencia de algunos o de todos los conceptos antes citados.
Las redes seguirán matando gente -hay que aceptarlo con resignación-, porque la ignorancia humana no tiene freno. Siempre habrá quien la justifique de alguna u otra manera, lo difícil será impedirlo. En eso debemos trabajar.
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