La familia del expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) convirtió este sábado la misa de cuerpo presente en un mitin político con su más famosa canción de campaña “el ritmo del chino”, interpretada con ritmos fúnebres, y gritos de “presidenta” para su hija y heredera política, Keiko Fujimori.
Celebrado en el Gran Teatro Nacional, que colinda con la sede del Ministerio de Cultura, donde Fujimori fue velado con honores de Estado y ante miles de militantes, el ritual religioso se prolongó durante unos minutos antes de que tomaran el estrado los dos hijos del exmandatario (1990-2000) que intervinieron en política.
Primero lo hizo el excongresista Kenji Fujimori, condenado por tráfico de influencias, quien, entre lágrimas, dijo que “el Chino”, como era conocido popularmente el exgobernante de origen japonés, afirmó que viviría por siempre, a pesar de sus rivales. “Nunca va a morir ‘el Chino’. A los adversarios de mi padre, ‘el Chino’ jamás va a morir”, aseguró mientras los asistentes gritaban que fue “el mejor presidente” de Perú.
Posteriormente tomó la palabra Keiko Fujimori, que fue su primera dama y ha sido tres veces candidata presidencial. “Hoy voy a hablarte frente a tu pueblo peruano”, afirmó mientras los asistentes le gritaban “presidenta, presidenta”.
Sin derramar lágrimas, como sí lo hizo su hermano, afirmó que “acabó con la enfermedad terminal que afectaba” a Perú, en referencia a la hiperinflación y el terrorismo, los dos éxitos que sus simpatizantes le adjudican.
El expresidente peruano fue sepultado en un cementerio privado de la periferia de Lima, tras haber fallecido el pasado miércoles a los 86 años por las complicaciones de un cáncer que padecía.
Texto y foto: EFE