Felicidad Sostenible

Salvador Castell-González

Hace unos días fue el Día Mundial de la Felicidad, y hace que sea una excelente ocasión para reconceptualizar ese tan anhelado estado anímico, la felicidad.

La felicidad se define como un estado de ánimo positivo, aunque por lo mismo es un estado subjetivo y complejo de definir. Aristóteles lo entendía como el vivir dichosa y bellamente, siendo una combinación de la sapiencia, la virtud y el placer.

Estos tres principios básicos de la felicidad se refieren a la conceptualización mismo de cada uno de nosotros, ya que cada uno de nosotros por nuestras experiencias, el ambiente en que crecimos, nuestros formadores y un sinfín de variables más, le damos un valor fisiológico al conocimiento, al altruismo y trabajo comunitario, o en el nivel más primitivo al placer, un placer relacionado con los placeres del cuerpo y en la actualidad también los económicos.

Uno de los puntos importantes a considerar es que el fin de la educación es formar a los ciudadanos que queremos, útiles para la comunidad, para el estado. Una de las estrategias claves para esta manipulación es justamente establecer los estándares de felicidad. Como ejemplo en México cada vez estamos más abajo en los estándares mundiales de educación, pero nos mantenemos siendo de los países más felices.

Dependiendo el autor, también podemos definir a la felicidad cuando este estado positivo es permanente, que puede ser estimulado por acciones colectivas y altruistas, o con acciones que benefician a nuestro entorno y a la sociedad, este tipo de personas son generalmente activistas, médicos, maestros, etc., es decir, personas que el trabajo social e impactar positivamente a su entorno los hace felices.

Por otro lado, el placer es considerado efímero, temporal, que requiere estímulos constantes para mantener este estado positivo. Y este es el estado de “felicidad” el cual debemos hoy atender. Este placer efímero está ligado a conductas que hoy en día son un serio problema para todos nosotros, el sobreconsumo.

La sociedad en la nueva normalidad debe cambiar como percibe la felicidad, el planeta nos ha dado ya varios avisos de lo frágiles que somos como especie y debemos entender que si no detenemos este irracional modelo económico de sobreexplotación de los recursos, no tendremos un futuro muy feliz para nadie.

Deconstruyendo el concepto de felicidad, aprovechándonos de la neuro plasticidad y reprogramando nuestro concepto de felicidad podemos dar un paso hacia adelante, muy importante para el establecimiento de esta sociedad justa y sustentable que tanto necesitamos hoy en día.

En este día de la felicidad debemos transitar hacia una sociedad feliz pero no consumista, que pueda tener un estado positivo fisiológico por el simple hecho de salir a caminar al parque y escuchar las aves. Y a ti, ¿qué te hace feliz?

El reto hoy entonces es todos juntos avanzar hacia una felicidad sostenible, en equilibrio con el planeta.