Considerada como la principal diáspora del ballet en el mundo, la Escuela Cubana de Ballet —entendida como fenómeno estético— no ha promovido la danza clásica como actividad de élite, como sucede en resto del mundo; al contrario, es una actividad masiva y conformada por un público especializado, crítico y por demás exigente.
El inicio del fenómeno balletístico isleño se dio a partir de la presencia de los esposos Alicia y Fernando Alonso, y un hermano de este último, Alberto. Los tres habían iniciado desde 1948 un periplo para sostener un proyecto profesional de ballet.
La historia del inicio de la colaboración entre los Alonso y el gobierno cubano es legendaria. En 1991 Fernando Alonso la contó a detalle al periodista Enrique Maza, entonces jefe de información de la revista Proceso. Data de cuando en 1959, una noche Fidel Castro visitó la casa de Alicia y Fernando inesperadamente.
Fernando narró: “A las dos de la madrugada tocaron a mi puerta bajé a abrir, eran Antonio Núñez Jiménez, presidente entonces de la Academia de Ciencias y Fidel Castro. Me sorprendí”.
Castro estuvo conversando de todo lo imaginable con los esposos hasta cerca de las cuatro de la mañana. Al despedirse, justo bajando las escaleras de pronto increpó a Fernando: “Yo vine a hablar de ballet. ¿Cuánto dinero necesitarían ustedes para reorganizar la compañía?” Un tímido Fernando le contestó “Unos 100 mil pesos, es decir, unos 100 mil dólares”, le dije. Fidel me contestó: ‘Te vamos a dar 200 mil, con la condición de que hagas una buena compañía.”
Se establecieron múltiples estrategias para encontrar alumnos, particularmente varones. Una de ellas fue buscar niños huérfanos, en hospicios para establecer si tenían condiciones físicas, El Ballet Nacional de Cuba y su escuela proveerían un internado, alimentación, servicios de salud y educación.
Durante esa avanzada hallaron a uno de los más extraordinarios bailarines de su época: Jorge Esquivel, que al igual que Carlos Acosta han sido considerados dos de las estrellas más grandes que ha tenido el ballet mundial. Cuba se fue al alza y quedaron establecidas como columnas del fenómeno Alicia Alonso como bailarina modelo, Alberto Alonso como coreógrafo y Fernando Alonso como padre de la metodología que derivó en el fenómeno estético de la Escuela Cubana de Ballet.
– Excélsior