Por: Santiago Pell
La leyenda del tenis hizo aparición en México después de 23 años. Próximo a su retiro, Federer hace lo que debe: ganar dinero y esparcir su magia en lugares donde a personas no les es tan fácil poder apreciar (en vivo) el talento de una joya como él.
Los que ven tenis, deben haber esperado otro tipo de partido y especialmente entre Roger y Zverev… Pero claro que hay que recordar, fue un partido de exhibición. Creo que estaba más que acordado que el alemán ganara el primer set, y que así, “la estrella del show” remontara el marcador.
Punto y aparte de que se planeara la victoria del suizo, son alarmantes las dobles faltas que cometió Alexander. Desde el Masters 1000 de Shanghái se le vieron las mismas acciones negativas, factor al que creo que el #7 debe de prestar muchísima atención para 2020.
La audiencia de la Plaza de Toros gozó del espectáculo y hasta de los regalos que los astros de la raqueta ofrecieron en gesto de agradecimiento por la asistencia. Sin embargo, creo eso es de lo que menos debe sentirse privilegiado el público, sino más bien de haber presenciado en carne viva un cambio de generación, el fin e inicio de una era.
La relación que han vivido en esta gira Roger y Sascha, es mucho más que de compañerismo y amistad. Es un camino que el experimentado le está ayudando a trazar al nuevo por conocer. Federer se vuelve el maestro y mentor del alemán, tenísticamente hablando y también para que aprenda a interactuar con los fans y, sobre todo, a ser humilde con las personas que los han vuelto la luz que brilla con la potencia del sol.