Flores en el hielo, la nueva alerta climática

Salvador Castell-González 

La Tierra nos ha seguido dando avisos de que algo está pasando y la reciente floración en la Antártida ha sido la última que ha capturado la atención mundial, no solo por su inusual belleza sino también por lo que significa para nuestro clima global. En marzo del año pasado, una ola de calor extrema azotó la Antártida Oriental, registrando temperaturas anómalas que superaron los registros climáticos locales, este año el fenómeno está ocurriendo nuevamente. Este fenómeno fue el resultado de un patrón climático atípico que trajo vientos fuertes del norte y aire cálido y húmedo desde Australia.

Los modelos meteorológicos predijeron esta ola de calor con hasta ocho días de anticipación, pero lo que no anticiparon fue la sorprendente floración que resultaría de ella. Investigadores de la Universidad de Washington en Seattle descubrieron que los modelos climáticos comúnmente utilizados no pueden simular olas de calor de esta magnitud. Esto sugiere que las predicciones actuales sobre el cambio climático podrían subestimar eventos extremos y sus efectos.

En la península Antártica, solo existen dos especies de plantas nativas capaces de florecer: el pasto antártico y la perla antártica. Estas especies están creciendo a un ritmo sin precedentes debido al aumento de las temperaturas y la fusión del hielo. El pasto antártico, por ejemplo, creció tanto en la década de 2009-2019 como en los 50 años anteriores, y la velocidad de crecimiento de la perla antártica se quintuplicó durante el mismo período.

Este crecimiento acelerado es una clara señal de alarma. Indica no solo un cambio en el ecosistema local sino también un indicador de transformaciones climáticas globales. La disminución de las colonias de lobos marinos, que antes aplastaban estas plantas, también ha contribuido a su expansión. La floración, aunque estéticamente agradable, es un recordatorio de que el cambio climático está teniendo efectos tangibles y potencialmente disruptivos en ecosistemas previamente estables.

El aumento de las temperaturas del aire desde el verano de 2012 ha sido un factor clave en este fenómeno. Además, la reducción de lobos marinos, que tradicionalmente aplastaban estas plantas, ha permitido que la flora se expanda más libremente. En 2022, la Antártida Oriental experimentó la ola de calor más severa hasta la fecha, con investigadores reportando condiciones tan cálidas que incluso podían usar shorts.

Los pronósticos futuros no son alentadores. Se espera que las olas de calor persistan y aumenten hasta 6 grados Celsius para finales del siglo XXI. Esto tendría efectos catastróficos a nivel mundial, afectando no solo a la Antártida, sino también a otras regiones y a la biodiversidad global.

La floración antártica es un fenómeno hermoso, pero preocupante, pues es una clara llamada a la acción por la urgencia de accionar contra el cambio climático. Es un llamado a mejorar nuestros modelos climáticos y desarrollar estrategias más efectivas para mitigar y adaptarnos a un futuro incierto y cambiante.