Laura Alcalá Oliver
¿Poder? ¿Será el camino hacia el fin de la humanidad?
Moisés Naím en su libro: “El Fin del Poder”, escribe: “Nadie tiene el poder suficiente para hacer lo que se sabe que hay que hacer”. También habla de cómo se ha ido diversificando y fragmentando el poder, me atrevo a resumir que habla de que el poder, aparte de no estar sólo en las manos de los mas grandes y fuertes, ahora es por temporadas y por ocasión dependiendo de la situación o caso; como ejemplo, si un grupo se mani esta o rebela, y en la medida que va creciendo ese grupo, va aumentando su influencia y su poder.
Varios autores han detallado al poder como una necesidad humana, que siempre habrá guerras por las luchas de poder, por el dominio de unos sobre otros, por el uso de otros a merced y placer de pocos que manipulan y someten a las mayorías.
Mi muy particular manera de verlo es que no es “poder” en sí de lo que está hablando, sino un disfraz. Para mí es el egoísmo y el apego lo que hace que los humanos (cabe aclarar, algunos) sienten la imperiosa necesitad de dominar a otros, ya sea por persuasión o por la fuerza.
Yo veo en esto que le llaman “poder” a un alma podrida, intoxicada e insatisfecha de sí misma, y por ello tiene la necesidad de ajustar lo que la rodea, y estar por encima de los que la acompañan, ya que por sí misma no se siente suficiente ni se siente como parte de un todo, vive aislada, incomprendida, y malagradecida con la vida; por ello la necesidad de tener quien la obedezca, quien le satisfaga, a quien dominar para poderse desquitar por el vacío que siente dentro.
Cuando en un alma existe la gratitud, la valoración de lo que la rodea, las situaciones que se le presentan, ve cada ocasión como una oportunidad de crecimiento de aprendizaje y de entrega. Sabe cuáles son sus límites, sabe andar en armonía con lo que la rodea. Comparte lo mejor de ella y motiva a los que la rodean a mostrar su mejor versión de ellos mismos. La armonía y el bien estar común es lo que la motiva y contagia a su vez a los suyos.
El egoísmo y el apego que el “poder” conlleva, no tiene llenadera, persiste y continúan creciendo, y siempre existirá una insatisfacción qué seguir alimentando, nos lleva a un camino sin fin, lleno de desacuerdos, rupturas, peleas y separaciones.
En el siglo XVII, el lósofo inglés Thomas Hobbes en su tratado clásico sobre la naturaleza humana y la sociedad dice: “Veo como una inclinación general de toda la humanidad un deseo perpetuo e incansable de adquirir poder tras poder, que solo termina con la muerte”. Dos siglos y medio más tarde, en 1885, Friedrich Nietzsche dijo: “Donde encontré a un ser vivo, allí hallé la voluntad de poder; e incluso en la voluntad del siervo hallé la voluntad de ser amo”.
¿Será que lo único que tenemos que hacer es cambiar nuestra mirada con respecto al “poder”?
¿O será que debemos enfocarnos al bien de los que nos rodean, permitiéndoles mostrar su mejor versión al no oprimirlos ni manipularlos y así incitarles a colaborar en el bien común de todos, donde todos a la larga podremos salir beneficiados?
¿El uso que le das a tu “poder” integra? ¿O desintegra?
¿A qué caminos te ha llevado la búsqueda del poder? ¿Eres realmente feliz con tus memorias del poder?
*Laura Alcalá Oliver es coach de negocios acreditado por la World Association of Business Coaches y Coach Ontológico certificado por New eld Network. Imparte talleres y conferencias para mejorar la calidad de vida en el trabajo y comunicación efectiva. Propietaria y asesora del despacho de seguros Alcalá-Oliver y asociados. Colaboradora y conductora en el programa de radio “Fórmula en los Negocios”, transmitido por Radio Fórmula.
