Fuego y verdad…

La cerilla se deshizo en llama. Lenguas de fuego de color naranja y rojo. Prendió en el cartón y lo devoró como si tuviera atrasada hambre de al menos un año… El abuelo entró en ese momento… y un momento más tarde había sofocado el pequeño incendio. Los niños parecían nerviosos…

Tenían nueve años. Desde que eran bebés les habían dicho que no se fueran a parte alguna con un desconocido. Que no jugaran con cerillas. Q no saliera a la calle sin permiso… Eran conscientes de que se habían portado mal. Y sabían que con mucha razón iban a regañarles…

Jorge tomó la palabra…

Explicó que unos chicos mayores les habían estado molestando. Diciéndoles palabras feas. Que se habían burlado de Nuria, la hermanita de Nicolás, que por su enfermedad no podía caminar. Por ello los pequeños escribieron en papel palabras como maldad, envidia, malhumor, grosería…

Y habían querido quemarlas…

El abuelo había sonreído. No era necesario. La bondad, la verdad, la nobleza, la empatía… quemaban esas palabras. No hacía falta el fuego. Y como el fuego en verdad es muy bonito bien respetado el anciano se puso a contarles a los chiquillos de hogueras de Fallas y de San Juan… Pura magia…

Dedicado a Vanessa y Marisol y familia
Dedicado a Sandra
Dedicado hoy y siempre a Luisito

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.