Gala musical de la OSY en el Club Campestre de Mérida

La Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY), bajo la dirección de Juan Carlos Lomónaco, se presentó en el Gran Salón “José Trinidad Molina Castellanos” del Club Campestre de Mérida con el Programa No. 10 de la Temporada 27.

Unas mil 200 personas escucharon los temas que John Wílliams, John Kander y Howard Shore compusieron para algunas películas más taquilleras de Hollywood.

Previo al concierto, hubo una alfombra roja por la que desfilaron los asistentes para posar ante las cámaras fotográficas. Porque la ocasión lo pidió, la decoración estaba inspirada en la ceremonia de los premios Oscar.

En la pasarela desfiló el secretario estatal de la Cultura y las Artes, Roger Metri Duarte, así otras personalidades de la sociedad meridana.

A diferencia de otros programas de la OSY, al Club Campestre llegaron familias, adolescentes y jóvenes para presenciar un espectáculo audiovisual que comenzó con el intro de la 20 Century Fox.

El primer tema de la noche fue “Marcha de Superman”, de John Williams; el público prestó atención a cada detalle de la ejecución de la obra, pues gracias al circuito cerrado de cámaras se observaron los movimientos de los músicos, que eran intercalados con escenas de la película.

La velada se caracterizó por la mezcla de emociones, pues algunas bandas sonaras llevaban del suspenso, tristeza, nostalgia, emoción y alegría. Esa magia del cine, la que invita a soñar, estuvo presente en la noche.

Después de la primera obra, los aplausos retumbaron en el Gran Salón. La marcha llegó con “Chicago”, de John Kander, que permitió cierto relajamiento, algunos siguieron el ritmo con discretos movimientos de los pies.

La música sinfónica también es para jugar, ejemplos de ellos fueron “Magos y brujas”, “Vals de la tía”, y “Autobús de los caballeros” de la película “Harry Potter y el prisionero de Azkabán”.

La parte más nostálgica de la noche fue con “E.T. El Extraterrestre”. Las escenas más representativas del filme y la melancolía de la música hicieron que el corazón de algunos se estrujara y dieran ganas de ver un clásico del cine.

Como si se tratara de una montaña rusa de emociones, después del intermedio, el suspenso y el temor se apoderó de la sala con “Tiburón”. La misma tónica siguió con “Parque Jurásico”, hubo quién rebobinó sus ideas para entender cuál era el mensaje de la película… mejor concentrarse en el espectáculo.- Irbin Flores

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