EN EL PRIMER trimestre del año, el gasto del Ramo 23 de Provisiones Salariales y Económicas, mejor conocida como la caja negra del presupuesto, creció 49.9%, en términos reales y respecto del mismo periodo del 2017.
De acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), este ramo ejerció un gasto total por 49,282 millones de pesos; mientras que en los primeros tres meses del 2017 erogó 31,210 millones de pesos constantes.
De los ramos generales, el 23 fue el que más elevó su gasto, y superó el total que se tuvo en los ramos autónomos que se conforman de 10 organismos como el Instituto Nacional Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuyo gasto fue por 20,546 millones de pesos.
Marco Cancino, director general de Inteligencia Pública, comentó que si bien en un inicio, cuando se creó el Ramo 23, era para financiar gastos no previstos como desastres naturales, ante la falta de regulación, este ramo se convirtió en una especie de miscelánea del gasto público para los gobiernos locales.
Mencionó que a través del Ramo 23, al igual que los ramos 33 y 28, el gobierno federal hace transferencias a los gobiernos locales para que puedan solventar gastos en rubros como salud, seguridad y educación pública.
Sin embargo, aclara que el Ramo 23 no cuenta con políticas alineadas a los planes sectoriales, y los programas que se registran aquí carecen de reglas operacionales que permitan una mayor transparencia sobre los recursos que se les asignan.
“De alguna manera el Ramo 23 servía como una chequera para financiar la operación de programas. El problema es que los criterios que la Federación establece para gastar y operar son muy laxos”.
Texto y foto: Agencias