Grafología, la personalidad a través de la escritura

La Grafología estudia el comportamiento y actitud ante la vida de las personas, sus capacidades intelectuales y sentimientos. Un texto firmado puede llegar a ofrecer 5,000 rasgos diferentes de la personalidad de su autor y ofrecernos pautas en nuestra relación con los demás, además de ofrecernos la oportunidad de conocernos un poco más a nosotros mismos

La firma es uno de los rasgos que simboliza el ego del autor del escrito más que cualquier otra parte de éste. Y su valor radica en la comparación que puede hacerse entre ella y el cuerpo principal del escrito.

Si el escrito y la firma coinciden en cuanto a su tamaño, su inclinación, etc. significa que el comportamiento de su autor en privado coincide exactamente con el que presenta en público. En aquellos escritos en los que la firma y el texto muestran discrepancias, éstas también se reflejarán entre la conducta pública y la privada.

LA ILEGIBILIDAD EN LA FIRMA Y EL TEXTO

Sin embargo, las diferencias debidas a ilegibilidad de la rúbrica deben analizarse con mucho cuidado, ya que la mayor parte de las firmas son ilegibles por la rapidez con que el autor del texto lo finaliza pero, a medida que pasan los años, la firma suele ser aún más ilegible, debido al afianzamiento en nuestra personalidad que adquirimos con el tiempo y que hace que la ilegibilidad de ésta gane en personalidad.

También hay que observar que la ilegibilidad de la firma se puede producir en mayor o menor medida, especialmente en las de los profesionales que tienen que firmar muchas veces a lo largo del día.

Aunque siempre hay que tener en cuenta que, si la ilegibilidad se encuentra tanto en la firma como en el texto, puede ser señal de una posible duplicidad del autor del mismo.

Las divergencias contenidas entre firma y escrito en lo relativo al tamaño de las letras son más reveladoras. La firma puede estar formada por una letra inusualmente pequeña, mientras que ésta aparece grande en el texto o viceversa.

En ambos casos estas divergencias indican que en la vida social el papel del autor del escrito no es una expresión genuina de su carácter y personalidad, por lo tanto, habrá que tener cautela en el trato que le dispensamos, pues esta persona puede fácilmente decepcionarnos.

Una firma pequeña al pie de un escrito grande simboliza una infravaloración del ego en relación a la sociedad y, al contrario, una firma grande al pie de un escrito pequeño simboliza una supervaloración del ego en relación con los demás.

Estas observaciones relativas a las divergencias de tamaño son igualmente aplicables a ornamentación/simplificación, presión elevada y ligera, pastosidad/ finura, etc.

Entre el nombre y el apellido -y las correspondientes iniciales-, las diferencias de tamaño, anchura, ángulo o sesgo, presión, etc., simbolizan la relación que existe entre el firmante y su familia.

Las florituras adicionales deberían interpretarse en términos de movimientos tendentes a la izquierda y a la derecha en las distintas zonas. Y, finalmente, la rúbrica y otros adornos realza la importancia del ego del firmante.

ANÁLISIS PSICOLÓGICO DEL TEXTO

Pero, además de la firma tenemos que considerar las características más visibles del texto, que aportará señales para ayudarnos a vislumbrar la personalidad de su autor.

La distribución del espacio entre las palabras y los renglones simboliza las capacidades organizativas. Un escrito con amplia distribución espacial puede interpretarse en un sentido positivo como formalidad, pensamiento ordenado, generosidad o capacidad creadora.

La escritura se desplaza siempre, tanto sobre el plano horizontal como sobre el vertical. En el plano horizontal hay tres direcciones: hacia la izquierda o atrás, derecha o vertical, y hacia la derecha o adelante.

En el plano vertical existen también tres zonas: la superior, la media y la inferior.

Las letras que contienen trazos superiores que se extienden por la zona superior son: b, d, h, k, l y t, así como todas las mayúsculas. Las letras que se limitan a la zona media son: a, c, e, m, n, o, r, s, u, v, w, x, z. Las letras que contienen trazos inferiores que se extienden por la zona inferior son: g, j, p, q.

La única letra que ocupa las tres zonas es la f, y todas ellas ocupan la zona media, tanto las que se extienden por la zona superior como las que lo hacen por la inferior.

LA ESCRITURA: EL CAMINO QUE CONDUCE DESDE EL YO AL TÚ

Debe recordarse, como coinciden muchos grafólogos, que “la escritura es el camino que conduce desde el ‘Yo’ al ‘Tú’”. Los freudianos dirían que simboliza la relación entre el ego y sus objetos (medio).

En consecuencia, cualquier impulso hacia delante o hacia la derecha del autor de un escrito expresa su deseo de salir de sí mismo, salir hacia el mundo y hacia la vida, pero cuanto más se aproxime su escritura a la perpendicular, menos interés tendrá por volcarse al mundo y la vida.

El que escribe con inclinación hacia delante es un extrovertido que se preocupa del mundo exterior, en el que desea dejar su huella, tanto en la gente como en las cuestiones de su vida, y el que escribe con inclinación hacia atrás es un introvertido, preocupado por el mundo interior de los pensamientos y sentimientos.

Escribir perpendicularmente indica una persona neutral con grados moderados de extroversión e introversión en su carácter, y si el autor de un escrito vacila entre la inclinación hacia delante y la inclinación hacia atrás, estará demostrando actitudes ambivalentes con respecto al mundo y a la vida; si oscila incluso dentro de una misma palabra, su ambivalencia será pronunciada.

La escritura inclinada absolutamente hacia delante o hacia la derecha, carecería totalmente de sentido como comunicación del ‘Yo’ al ‘Tú’. Y dicha extroversión máxima indicaría la falta de sentido racional y lógico.

Estas observaciones son igualmente aplicables a la escritura inclinada al máximo hacia atrás o hacia la izquierda, que respondería a la máxima introversión del individuo.

Grafólogos, como Albert E. Hugues, diplomado en Grafología y Psicología y autor de varios libros dedicados a esta materia, consideran que “hay que indicar también que una escritura enredada o enroscada puede servir para diagnosticar excitabilidad nerviosa, poca resistencia, indecisión o histeria”.

Tenemos un claro ejemplo en la firma de Hitler, donde “las distintas letras se atropellan unas encimas de las otras hacia la derecha, intentando de ese modo alcanzar la teórica línea recta de una comunicación sin significado o sentido”, dejó escrito el grafólogo Albert E. Hughes.

Texto y fotos: Efe

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