Hace 25 años, el empresario decidió abrir un local llamado Los Trompos, que con el paso del tiempo se ha consolidado y reconocido
Guillermo Mendicuti Loría es un empresario yucateco que hace 25 años emprendió uno de los negocios locales de mayor éxito en la península. Él, como muchos otros emprendedores, comenzó a raíz de una crisis financiera, lo que fue motivo suficiente para que junto a su esposa y cinco colaboradores más, pudiera abrir un local de Los Trompos en Plaza Dorada, al punto de llegar a ser 22 sucursales y tener reconocimiento incluso internacional.
Este camino, que lo ha llevado por altas y bajas, ha significado un impacto positivo también en la ciudad de Mérida, pues sus empleados reciben capacitación constante que les permite mejorar su desempeño laboral, al igual que su desempeño como personas. Al menos, ese es el objetivo que don Guillermo busca lograr entre su gente y que parece haber conseguido, pues incluso durante la realización de esta entrevista, el equipo de Peninsular Punto Medio pudo ser testigo de la cercanía que el fundador de Los Trompos guarda con su personal y de los valores que cada uno de ellos guarda para con él y los comensales.
Para comenzar, nos gustaría preguntarle ¿cómo inició Los Trompos?
Los Trompos inició hace 25 años, en el años 1996, justo después de una crisis de un tema financiero, no fue de salud, sino de una devaluación importante que hubo en el país, y como bien dicen “tiempo de crisis, tiempo de oportunidades”, iniciamos en un pequeño local de Plaza Dorada. Mi esposa, un servidor y cinco colaboradores que fueron el primer equipo con el que arrancó ésta cadena de restaurantes.
¿Qué pasó después?
Después de Plaza Dorada, tuvieron que pasar tres años de trabajar allá para determinar si seguiríamos en esta industria, ya que la estábamos conociendo, y era una decisión ya de vida el tomar como camino la continuidad en la industria gastronómica. Obviamente, nuestra decisión fue seguir y comenzó desde el año 1999, teniendo prácticamente una apertura anual sostenida con el segundo restaurante que fue Tanlum, y luego fuimos a otros centros comerciales y después aperturamos otros restaurantes con el servicio a mesas, como en el que estamos hoy aquí en la colonia Buena Vista, hasta llegar a un número de 22 unidades.
¿Usted ya vislumbraba la magnitud de la empresa que quería construir?
Me parece que todo empresario recorre dos veces el camino de construcción de su empresa, la recorre en la parte de la visualización de su negocio, la construye visualmente, mentalmente; y luego vuelve a recorrerla cuando la va levantando, la va construyendo ya físicamente. A mí no me gustaría hablar en pasado de haber visto el negocio al punto que ha llegado hoy, me gustaría seguir mirando hacia adelante porque la empresa es viable que tenga mucho más que dar y mucho más qué ofrecer, es decir, no podemos en ningún momento pensar que hemos llegado al destino.
¿Cuál ha sido el aporte más importante, según su consideración, que usted ha hecho y qué aporta a la ciudad?
Sin lugar a dudas estamos convencidos en nuestro esfuerzo de que somos una empresa que genera valor, no somos la empresa que sólo genera utilidades, porque todo negocio debería generar utilidades por el bien del país, porque tiene que pagar impuestos.
Pero además, hay que ser una empresa que genera valor y cuando se genera valor tenemos que ver todos nuestros grupos de interés, empezando en casa con nuestros colaboradores, respetando a la cadena de suministro, a proveedores, por supuesto siendo completamente éticos con nuestros consumidores y también siendo generosos con nuestra comunidad.
Esta prácticas de valores y de comunidad me llevaron y me impulsaron a ser uno de los gestores, aquí en Yucatán, de la creación de la Fundación del Empresariado Yucateco (Feyac), y esto me llena de orgullo porque en la Feyac tuve la grandiosa oportunidad de coincidir con empresarios que piensan, actúan y son igual que su servidor, personas que están viendo más allá de la generación de utilidades.
¿Cuáles han sido los mayores retos que usted ha tenido en estos 25 años?
En 25 años hemos tenido cualquier cantidad de retos; sin embargo, juntándolos todos ninguno se compara a los retos que se nos presentan ahora, en los últimos meses, por el tema de la pandemia. El covid-19 ha sido un examen de rigor para todas las empresas que se dedican a esta industria, no sólo en México sino en el mundo entero, especialmente en países como el nuestro, donde las condiciones fueron bastante adversas, el haber salido adelante o el estar saliendo adelante a pesar de los temas de pandemia es muy meritorio.
Y esto no lo digo por nosotros, sino por todos los negocios que lograron salir adelante a través de la pandemia, no hay ningún reto que nos haya tocado vivir antes de la pandemia que se asemeje a lo que hoy enfrentamos en la industria gastronómica.
¿Cómo ve a la empresa sin usted?
La responsabilidad de una empresa es responsabilidad de sus fundadores, y ciertamente nosotros hemos tratado de prever esto. El negocio ya cuenta con un consejo consultivo, cuenta con un director general que no es de la familia y desde luego esos son pasos que se dan para institucionalizar un negocio.
Es compleja la visión de un comercio cuando se empieza a ver sin los fundadores, porque es un efecto de transición a otras generaciones, pero tiene que prepararse la empresa y dejarse en las condiciones para que pueda subsistir, ya qué ésta debe durar más allá de la vida de su fundador.
¿Qué consejo les podría dar a esos pequeños emprendedores, aquellos que están iniciando un negocio?
Todo el ánimo del mundo, que sí se puede, que en el emprendimiento el camino no es fácil ni rápido, pero vale la pena, que sean generosos y no corran por subir la escalera de tres en tres los peldaños, disfruten cada paso, lo importante es disfrutar el camino, no apurarse a llegar a un destino.
Texto y foto: Diego Cervantes