¿Qué hacer si tu hijo se niega a comer verduras?

Llega la hora de la comida y el comedor se convierte en un campo de batalla. En un lado, el padre con el tenedor lleno de frescas hortalizas y en la otra el pequeño de la casa con una boca firmemente cerrada, ¿quién ganará la lucha? Si no quieres que te pase como en los famosos cómics de Mafalda cuando le ponían su adorada sopa, aquí tienes los mejores consejos para conseguir que tu prole deje el plato vacío.

Cosas tan simples como dejar que tus hijos te acompañen en la cocina y participen en la preparación del menú diario, o cambiar la presentación de los platos, pueden lograr que los niños vean las verduras de otra manera.

Lo primero que debes saber es que tú como progenitor debes empezar dando ejemplo. Los niños suelen hacer las cosas por imitación, la famosa frase “a donde fueres haz lo que vieres” es para ellos una máxima natural para conseguir adaptarse y desarrollarse en el nuevo mundo donde viven. Como dice Nancy Babio, doctora en Nutrición: “las verduras gustan poco a los niños de padres que no las comen”. Esto quiere decir que si te ven comer verduras de forma normal y frecuente, ellos también las comerán sin que les suponga ningún trauma.

Y lo mismo señala Yolanda Sanz, “rara vez un niño optará por las verduras si sus padres no las consumen. Si este tipo de alimentos no se encuentran en el menú cotidiano del hogar, probablemente el niño crecerá con la idea de que no son alimentos tan imprescindibles”.

Si la negación ante alimentos imprescindibles se ha instaurado como un comportamiento habitual, “la mejor solución no está en castigar al niño ofreciendo las lentejas en la merienda o el desayuno del día siguiente, ni dejarle sin entrenamiento o el juego por este motivo.

Todo se resolverá si nos lo tomamos con paciencia y no forzamos al niño”, nos cuenta María Sanabdón, dietista-nutricionista de Sanae.

Lo mismo opina el conocido pediatra Carlos González, que apuesta por no obligar al niño a comer ni castigarle por ello “una vez que dejemos de obligarle, él seguirá comiendo lo mismo, pero nos ahorraremos las peleas y batallas que hasta entonces acompañaban a la hora de comer dejando ésta sea un momento de conflicto”, comenta el experto.

“Hay que dejar de obligar a comer a los hijos. Dejar de meterles la comida en la boca. Es más fácil y, a la larga más efectivo, que sea él mismo el que coma, con su propia mano y su propio tenedor, la cantidad que quiera comer y no haga nada (ni insistir, ni distraer, ni prometer, ni amenazar, ni premiar, ni nada) para que coma más”, concluye González.

Y no obligarle incluye no chantajearle, no hacerle el avión con la cuchara, no recriminarle que come poco o que has trabajado mucho en la cocina para que luego no se lo coma. Hay que hacerlo con paciencia y serenidad, que no parezca un castigo ni una falta de cariño.

Además, conviene aplaudir al pequeño cuando come bien. Las recompensas verbales como “estamos orgullosos de ti” o “mira cuánto estás aprendiendo” son más útiles y pedagógicas que un castigo.

Esto lo confirma Rocío Ramos-Paul, también conocida como la supernanny, “atender los comportamientos positivos de tu hijo y reconócerselos, de esta manera los repetirá.

Por ejemplo, si le dices ‘¡es fantástico cómo lo haces de bien, qué mayor te estás haciendo!’ cuando se lleva la cuchara a la boca, tu hijo volverá a llamar tu atención repitiendo esa conducta”.

No a los premios con

la comida

Algunos padres tienden a premiar con helados o dulces cuando el niño se come todo lo que tiene en el plato, pero es importante saber que este tipo de premios alimentarios deben de ser ocasionales.

Los niños tienen que hacerse conscientes de que deben comer de una manera saludable por su propio bien, no esperando recibir siempre una recompensa, que además, a largo plazo puede ocasionarles problemas de sobrepeso u obesidad. Por otro lado, si ven que les premias por comerse unas verduras, asociarán las hortalizas con algo malo. ¿Has probado a hacerlo al revés?

Creatividad al poder. Gran parte del éxito de conseguir que los hijos coman verduras está en tu disposición e imaginación.

Algo tan simple como hacer divertida la presentación del plato es tener ganada la mitad de la cruzada.– Agencias

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