La bióloga marina y oceanógrafa norteamericana Sylvia A. Earle alertó que “ahora es el momento de frenar y darle a la Naturaleza un descanso de todo lo que le hemos arrebatado, porque nuestra supervivencia depende de ello”.
La científica, que tiene 87 años y recibió el premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2018, fue investida doctora honoris causa por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) la pasada semana, en reconocimiento a una vida dedicada a explorar e investigar el fondo marino y luchar por la conservación de los océanos.
“La naturaleza se está reduciendo a marchas forzadas, especialmente desde mediados del siglo XX, lo que implica que la química del océano está cambiando y, en consecuencia, la capacidad de la Tierra para mantenernos”, advirtió.
”Ha aumentado la cantidad de deshechos que arrojamos al mar, pero también ha aumentado la cantidad de cosas que le quitamos -continúa-, por ejemplo, un 97% de la superficie marina está abierta a la pesca, lo que significa que los peces están seguros únicamente en un 3% del espacio”, lamentó la bióloga, nombrada “primera heroína del planeta” por la revista ‘Time’ en 1998.
La oceanógrafa, que ha dirigido numerosos documentales para National Geographic, destaca también la importancia que tienen las naciones en la continuidad de esta “crisis”, ya que “todas ellas, tengan o no tengan costa, tienen intereses en el corazón azul del planeta y muchas de ellas están empeñadas en llegar a las profundidades del océano”.
“Por suerte, de momento hay leyes que lo prohíben”, puntualizó.
Esperanza
Sin embargo, la tónica general de las declaraciones que Sylvia A. Earle hace son esperanzadoras y se muestra convencida de que “ahora la sociedad está empezando a entender que tenemos la oportunidad de parar y asegurar un futuro para el planeta y su naturaleza”.
“No podemos volver atrás a como era la Tierra en cualquier momento pasado, pero podemos tomar ciertas decisiones para mejorar su salud”, afirmó.
También planteó que, para hacer políticas sostenibles y contra el cambio climático, “deberíamos preguntarnos: ¿qué causa los daños?, ¿qué arrojamos al mar y a la atmósfera?, ¿qué estamos perdiendo?, ¿qué podemos hacer aunque sea desde nuestras pequeñas comunidades?, ¿podríamos restablecer zonas del mar para que los peces se recuperen?”.
La oceanógrafa, que vive en California (EE.UU.), comentó que los niños de hoy en día saben mucho más de lo que ella sabía a su misma edad, y por eso cree que esta nueva generación será pionera en investigaciones que garanticen un futuro mejor para “este milagro azul”.
“Cuanto más esperemos, más grave será la situación y más difícil de revertir”, insiste Earle, que recuerda con emoción una de sus inmersiones en submarino -ha estado en más de 30 inmersiones en diferentes tipos de submarinos- en la cual, vestida de buzo en el límite donde ya no llegan los rayos del sol, “me di cuenta de que la mayor parte de la vida del planeta se concentra en esa parte oscura del océano”, expresó.
“Me sentí privilegiada por estar viviendo esta experiencia -añadió- porque no conocemos demasiado sobre los océanos y, sin embargo, son totalmente necesarios para mantenernos con vida, para poder continuar respirando”.
Honoris causa
Earle confesó que está encantada con la investidura como doctora honoris causa de la UPC y se muestra satisfecha de haber sido la voz del océano entre nuestra especie.
“Cuando me preguntan cuál es mi animal marino favorito, siempre respondo lo mismo, los humanos. Nosotros necesitamos el mar tanto como lo puede necesitar una ballena, un atún o una barrera de coral”, aseguró.
Pese a sus 87 años, la bióloga confirmó que no tiene intención de dejar de trabajar próximamente, porque “meterte en el océano y nadar es algo que se puede hacer durante toda la vida y llegar a las profundidades es una experiencia transformadora”.
Texto y foto: Agencias