Homo-IA

Mario Barghomz

mbarghomz2012@hotmail.com

Vivimos hoy bajo el imperio de la información, sea esta falsa o veraz. No hay nada, al menos así parece, que pueda hacerse sin recurrir antes a la información, desde las especificaciones o instrucciones de una nueva herramienta, las consultas a Google, hasta a aquello que ya no solo es noticia, sino una manera de vincularse e interactuar con el mundo actual a través de la red virtual.

Cierto o falso, lo que se diga, se vea o se lea en toda la red de sistemas inteligentes que hoy utilizamos como parte funcional de nuestra vida, parecen estar siempre presentes para alinear nuestras propias ideas, conducta y propósitos.

Ya no es simple vivir sin nuestras herramientas de información, comunicación y entretenimiento. Salir de casa sin el teléfono celular es todo un riesgo y algo que seguramente lamentaremos si lo olvidamos. Nuestra vida parece girar en torno a esta necesidad, a su uso y comodidad. Hemos hecho imposible que sea de otra manera.

Nos hemos convertido en los Homo-IA, una especie nueva de inteligencia que obedece a nuestro propio pensamiento y a la inteligencia artificial de cada aparato o aplicación con lo que interactuamos. Como una nueva especie androide compuesta de lo humano y lo cibernético, criaturas amorfas que así se distancian cada vez más de su naturaleza humana y se alían a los modernos bytes de cada memoria digital en el universo cuántico de su propio ámbito.

Información, entretenimiento o simple socialización, la tecnología no solo ha captado nuestra atención y necesidad de comunicación, sino aquello también más íntimo de cada aspecto de nuestra vida personal y privada que suele exhibirse a veces sin reservas ante el juicio, el morbo y el escrutinio de los demás.

Tendencia, like, datos, plataforma, aplicación o contenido, son apenas esbozos de eso que no era, pero ahora es en un afán desmedido por el uso de un nuevo lenguaje digital y la dinámica social de participar. Aunque en ello vaya expuesto lo más privado de nuestra identidad que, bajo la nueva tendencia y este nuevo rostro del Homo-IA, debe comunicarse, exhibirse y compartirse.

Sin embargo, y en la veracidad o falsedad de toda información (incluida la nuestra), nos enfrentamos a peligros que los mismos sistemas de comunicación permiten ante hackeos que asechan una dinámica no exenta de manipulación nefasta y perversa que invariablemente socaba nuestro bienestar ante el temor y la duda de ser hackeados y quedar expuestos.

Aunque al mismo tiempo, también toda época o avance evolutivo, han tenido que lidiar con la parte oscura y torcida de una humanidad no ajena a los peligros y riesgos que se han tenido que enfrentar y superar.

Y son estos nuevos tiempos, nuevas formas y nuevos modos, el nuevo lenguaje y la apremiante necesidad del Homo-IA, lo que define hoy a la humanidad en su nuevo rumbo por la existencia, el desarrollo y su típico y particular modo de vivir y observar el mundo. Un mundo, como digo, no lejos (y sí muy cerca) de aquello que nos podría lastimar ante situaciones falsas o de una verdad muy relativa de un sistema digital y a distancia, programado y operado por humanos. Los humanos de siempre, buenos y malos, gentiles y cínicos, ambiciosos y nobles, generosos o despreciables detrás de toda programación, recurso o aplicación operativa de nuestra nueva manera de vivir.

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