La Iglesia de San Servacio, edificada en 1545, tiene la orientación de su fachada mirando al norte, y el Museo de San Roque, que data del siglo XVI, y que funcionó como claustro
Por las noches, la Sultana de Oriente luce hermosa. La manera en la que están iluminados los hoteles ubicados a lo largo de la calle 42 es muy atractiva, y en estos días los turistas, una buena parte extranjeros, recorren los sitios de interés, entre los que destaca la Iglesia de San Servacio, que de entrada llama la atención por la orientación de su fachada que a diferencia de las demás, no mira al poniente, sino al norte.
Esto no siempre fue así, ya que este templo se edificó en 1545 siguiendo los cánones acostumbrados desde el Siglo IV, con el presbiterio situado hacia el oriente para que los peregrinos que entran por la mañana vean el altar como la parte más luminosa, recordándonos que la vida es solo un tránsito hacia el cielo, hacia Cristo, es decir hacia la luz.
En 1703, en su interior ocurrió un hecho que es conocido como “El crimen de los alcaldes”, ya que Fernando Hipólito de Osorno y Gabriel de Covarrubias, después de ser destituidos y de que los habitantes se levantarán en su contra, buscaron refugio en la sacristía, donde fueron asesinados.
Para borrar este hecho que manchaba el nombre y la esencia de la iglesia, el obispo en turno ordenó derribarla y reconstruirla, lo que ocurrió en 1705, cambiando el altar de posición y por consiguiente la entrada que se encontraba en la calle 42, prueba de ello son las esculturas que representan a San Pedro y San Pablo que ahora se observan en los costados, originalmente éstos custodiaban la entrada del templo.
Otra de las historias de la iglesia es que una de sus torres sujeta los cañones que sirvieron para recuperar la ciudad en 1848, de las manos de los indios rebeldes que iniciaron la Guerra de Castas. En la parte alta de la iglesia se encuentra un reloj que ha prevalecido a lo largo de los años, gracias a los cuidados de una familia de relojeros propios de este lugar; se encuentran también dos torres con campanarios, en la punta rematan dos cruces labradas en piedra, una en cada torre; mientras que en su interior, se observa el retablo mayor con cuatro retablos más con algunas esculturas en los nichos, permanece también aquí un altar de estilo churrigueresco así como algunas criptas con poco más de 100 años de antigüedad; al exterior el atrio y el anexo.
Otro de los lugares que no debe dejar de visitar en Valladolid, es el Museo de San Roque, que se encuentra a solo una cuadra de la Iglesia de San Servacio, esto es sobre la calle 41. El edificio data del siglo XVI, el cual funcionó originalmente como claustro, capilla e iglesia dedicada a San Roque.
Hacia 1630 fue convertido en el primer hospital de la Villa de Valladolid, y de acuerdo con documentos del archivo parroquial, en los patios del lugar este fueron enterrados los cuerpos del capitán Fernando Hipólito Osorno y de Pedro Gabriel Covarrubias, víctimas del suceso conocido como El crimen de los alcaldes. Los mencionados archivos también dan cuenta de que en los jardines de San Roque fueron fusilados los héroes de lo que se considera el primer levantamiento de la Revolución Mexicana.
Este lugar donde también en algún momento funcionó la primera planta eléctrica que proveía a la ciudad, como museo abrió sus puertas al público el 4 de junio de 1985, tiene cuatro salas de exhibición permanente, y en su interior se observan piezas arqueológicas obtenidas durante los trabajos de investigación de los alrededores y de Ek Balam, algunos restos humanos resultado de los primeros entierros mayas, documentos que dan prueba de la historia de la ciudad, algunos archivos y artesanías.
Texto y fotos: Manuel Pool