Ilusión…

Era una noche bonita. Decían que se podrían ver dos estrellas fugaces por minuto en el cielo… Era veraniega. Olía a agosto, y a hortensias, y a hibiscos, malvas, y días de sol y placer. Y también olía a ilusiòn. Era la noche de antes, la noche de la ilusiòn… Tan hermosa como la del 5 de enero…

Contaban los mayores que en el pueblo, lindo y montañoso, los mandatarios habían prohibido la música hacía mucho tiempo. Sin razòn, sin explicaciones. Los niños sí sabían qué era la música, porque viajaban a otros lugares, pero en su localidad estaba prohibida. Nunca sonaba…

Entonces había llegado un torero, hacía no mucho… Era agradable y sereno, y se había ganado el cariño de todos. Les contaba leyendas de muletas y matadores, y ruedos mexicanos. Era muy trabajador y honesto. No podía concebir una aldea sin música… Sin arte, sin pasión. Sin vida!

Trabajò muy duramente. Inventò, indagò, investigò, hizo, dejò de hacer, propuso, creyò, afirmò… Cada mes, cada semana, cada día, cada minuto. Trabajò muchísimo. Con esperanza y verdad. Y sus esfuerzos al final fructificaron en algo bello. Al día siguiente habría un concierto en la plaza.

Diferentes estilos de música. Clásica, regional, pop, rock, heavy, jazz… Sonaría algo de todo! Iba a ser un acontecimiento precioso! La gente estaba feliz y los pequeños se quedaban dormidos sonrientes. Era la noche de la ilusiòn! Al día siguiente canciones en tiempo y alma!

Dedicado a esos luchadores: personas que trabajan para la felicidad de los demás…

Para Luis, que lucha por recuperarse…

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