Imaginación

Armando Escalante
Periodista y analista político

Rifar un avión sin avión, fabricar unos respiradores sin que existan, inventar una vacuna contra el covid sin que nadie se las aplique, comprar medicinas sin pagarlas y sin tenerlas, es igual que haber acabado con el huachicol, haber terminado con el outsorcing y es idéntico a tener listo el sistema hospitalario de México como el de Dinamarca. Y es igual al dicho de que “acabamos con la corrupción”, con el desempleo, con las masacres, etcétera, etcétera. Todo, absolutamente todo está en la imaginación de quien lo desee creer.

Del mismo modo está la campaña anticipada de sus “corcholatas” —palabreja despectiva con la— que promueve Manuel López que se supone no lo es, como tampoco son precandidatos que van a usar recursos públicos —vía prerrogativas mediante las cuales ganarán en forma anticipada las elecciones del 2024.

Se trata de un engaño más planeado por un hombre que no respeta la ley, que no tolera la Constitución y que todos los días se mofa del orden establecido. Al grado que todas sus decisiones terminan en la Corte y le son devueltas y rechazadas por ilegales.

Mientras el presidente se mofa de las leyes y de todos los mexicanos —también lo hace de los suyos— la llamada oposición no termina de aceptar la realidad y mantiene la esperanza de la mitad de los mexicanos que cree que algo podrán hacer contra la maquinaria del todo poderoso tabasqueño que sabe aprovechar la ignorancia de un país que aunque le demuestren que no solo son iguales sus actuales gobernantes, sino peores, le regalan todo su apoyo.

Débilmente se asoma por ahí como una alternativa esperanzadora la figura de Xóchitl Gálvez Ruiz, una opositora natural al tremendo desastre que está causando desde Palacio Nacional alguien que no entiende que el mundo no es como él lo imagina y que por ello, está demoliendo a México.

En su columna de ayer en el Excélsior, el analista José Buendía explica que “la candidatura de Xóchitl Gálvez sería un revulsivo para el PAN y el alicaído Va por México en su nutrido desierto de liderazgos. Si lograra imponerse a la dirigencia panista y alinear los intereses de la alianza, podría significar que la oposición toca fondo y comienza a reaccionar para presentar algo más que un candidato presidencial testimonial, aunque su idea es concentrarse en ganar el Congreso”.

Y enseguida añade: “La senadora panista, aunque no militante, mide el terreno, las resistencias y conveniencias que encontrarían sus aspiraciones en los cotos de poder del grupo que controla Marko Cortés. En una carambola a dos bandas aprovechó reflectores que la siguieron a Palacio Nacional a exigir, amparo en mano, su derecho de réplica en la mañanera por una añeja discusión con López Obrador sobre su política social”.

“En un anuncio calculado y cargado de simbología confesó públicamente que valora competir por la Presidencia contra Morena, con lo que se bajaría de la CDMX. Ella no es de la “sociedad civil”, que cándidamente espera una candidatura opositora, sino una de sus cartas más competitivas, con historia personal y política propia, aunque independiente del control de la cúpula partidista. Tampoco es una peligrosa outsider como Lilly Téllez ni tiene un discurso extremista de derecha ,que marcaría al PAN con el sello del populismo y la marginaría en el próximo Congreso”.

Hasta aquí la cita del artículo. No hay recetas para ganarle a AMLO ni hay más candidatos y menos tiempo para fabricarlos. La senadora de origen indígena es una alternativa disruptiva y fresca, que rompe paradigmas y acaba con los viejos moldes que un día le funcionaron a la oposición. Tienen que usar la imaginación y decidirse.

El xix.— Deberían prohibir que los policías de esta ciudad circulen por la ciudad vestidos de azul casi negro, con la boca tapada y un casco. Es un pecado tener a nuestros esforzados agentes de seguridad, bajo los rayos del sol y a 45º de temperatura, asoléandose, portando además chalecos antibalas. Algo podrá hacerse. Cuando menos no exigirles el cubrebocas que ya nadie usa.