“De no tomarse las medidas necesarias para limpiar el manto acuífero de Mérida, en cinco años habrá un colapso sanitario que traerá aparejadas enfermedades como el cólera y epidemias gastrointestinales”, alertó Humberto Reyes, integrante de la agrupación Estamos Hartos A. C., quien encabezó ayer una rueda de prensa en la que afirmó que el Instituto Municipal de Planeación está más preocupado por los charcos que por el tema del agua podrida.
Después de una entrevista que tuvieron con el titular del Implam, Edgardo Bolio Arceo, los integrantes de la agrupación Estamos Hartos A. C., manifestaron su desencanto al enterarse que entre los planes a desarrollar en el sector del medio ambiente durante la administración municipal no se encuentra el tema de la fecalización del manto freático, ni el del adecuado manejo de lixiviados venenosos del basurero municipal.
—Tampoco hay proyectos de educación ambiental ni la recoja diferenciada, sólo hay un sistema de recolección de agua pluvial para evitar encharcamientos, mientras que la contaminación sigue al orden del día —subrayó Reyes, quien insiste en la necesidad de contar con un dinero etiquetado por el congreso para los próximos 12 a 15 años.
“Este recurso, (que no dijo de cuánto debe ser), servirá para iniciar con un censo de biodigestores, Plantas de tratamientos de aguas residuales, humedales artificiales, sumideros clandestinos y pozos inactivos destinados a basureros, y luego en una siguiente etapa para poner en marcha de manera posterior la tecnificación de fosas sépticas y biodigestores. Se sabe que hay cien mil fosas sépticas, pero se desconoce en qué estado están, no sabemos si son técnicamente correctas o solo son agujeros para desechos, necesitamos tener la información de los fraccionamientos en cuanto si tienen y son funcionales”, puntualizó.
Texto y foto: Manuel Pool Moguel