Las redes sociales se inundaron de mensajes de indignación, repudio, tristeza y solidaridad de parte de todos los sectores sociales, agrupaciones, incluso personajes eclesiásticos, por el artero crimen contra Emma Gabriela Molina Canto.
Decenas de personas, de todos los estratos sociales postearon sentimientos, opiniones, críticas y puntos de vista sobre esta tragedia que cimbró a la “pacífica” sociedad yucateca. Gente de todas las edades, fundamentalmente jóvenes señalaron abiertamente su repudio a este acto criminal que enlutó a 3 menores de edad y una familia que ha luchado por la seguridad de estos infantes.
El tema fue el dolo con el que se practicó el crimen y los comentarios fueron en el sentido de evitar que este tipo de actos no se vuelvan a repetir. Fundamentalmente porque en una semana se han presentado dos actos de agresión contra mujeres jóvenes.
En las redes sociales como Facebook, principalmente, pero también Twitter y en menor escala Instagram, se colocaron reflexiones, merecimientos y desde luego condenas contra los agresores, contra la familia del marido agresor y contra el gobierno por no actuar en apoyo de una mujer y sus hijos.
Desde temprana hora, el video de la mamá de la víctima, que acudió a las instalaciones de la fiscalía a recuperar el cuerpo de Emma Gabriela circuló por las redes sociales, el dolor y sentimiento de la señora Ligia Canto no fue ajeno a los miles de yucatecos que multiplicaron el video en sus páginas, advirtiendo la condición de rabia, ira y enojo por la condición en que permaneció la joven madre ante sus agresores.
Estudiantes, madres de familia, profesionistas y académicos, pero también integrantes de la curia y grupos religiosos postearon el tema y replicaron comentarios de dolor y solidaridad con la familia agredida.
La exigencia de justicia para esta familia fue patente por parte de cientos de personas que en palabras muy coloquiales, en ocasiones con algunas altisonantes mostraron el daño por la ofensa a una familia que su único delito fue tratar de recuperar a sus hijos de un padre agresor, violento y delincuente, por lo que ahora permanece en la cárcel.
– José Cortazar
