Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com
Esta semana se dio a conocer la noticia de que la atleta iraní Kimia Alizadeh, había decidido renunciar a seguir representando a su país en cualquier competición deportiva. Decisión que ha sido dificil pero que intenta ir en congruencia con sus pensamientos.
Kimia, es una joven nacida en la ciudad de Karaj al oeste de Teherán, con apenas 18 años ganó la medalla de bronce en la categoría -57kg de Tae Kwon Do en los pasados Juegos Olímpicos celebrados en Rió de Janeiro en el 2016, convirtiéndose en la única mujer deportista de Irán en colgarse un metal olímpico. Pero su palmarés también incluye una mellada de bronce y una de plata en Campeonatos Mundiales conseguidos en 2015 y 2017 y una medalla de bronce del Campeonato Asiático en 2018.
A pesar de los logros deportivos en nombre de su país, Kimia no es ajena a la realidad que viven las mujeres en los países Árabes y en medio de la tensión que se ha generado por el conflicto con Estados Unidos, la joven deportista tomó la decisión de dejar Irán a modo de protesta por la diferencia de derechos y oportunidades a las que tienen acceso las mujeres.
En el anuncio oficial colocado en su cuenta de instagram expresó lo difícil de dejar todo, sus raíces, su pasado, a cambio de ser una voz de lucha. El deporte quizá es el segundo plano cuando el tema central es lo que viven las niñas, jovenes y mujeres día a día en su país.
“Soy una de las millones de mujeres oprimidas en Irán”, menciona en la misma carta donde demanda la forma en la que su logro histórico conseguido en Brasil fue utilizado a manera de propaganda impulsando el uso del velo. Ser una deportista destacada a nivel mundial no fue sinónimo de tener mejores oportunidades como mujer.
Cuando faltan 6 meses para los Juegos Olímpicos de Tokio, Kimia no tiene certeza de si podrá competir representando a una nueva nación, algunos medios dicen que será Holanda, pero la opción mas viable a estas alturas será ser cobijada por la bandera olímpica en el equipo de refugiados. Sin embargo, lo que sí tiene segura esta joven, es que la única manera real de tener un cambio es empezando en nosotras mismas, no guardar silencio ante las injusticias, ante las desigualdades.
Kimia nos demostró en los últimos días que se necesita coraje para convertirse en medallista olímpica, pero requiere de mucho valor ser fiel a nuestros ideales.